Aquí gana el más fuerte

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Ahora Amanda no lo puede ocultar, sus ojos casi salen de sus órbitas y es cuando Gabriela transforma su rostro serio y esboza una sonrisa muy grande para luego reírse. Tan fuerte, pero Amanda la mira aterrorizada. ¿Qué es lo que le sucede a esta mujer?

—No me creíste, ¿no? —Ríe nuevamente y sus dientes característicos sobresalen de su boca—. Eres una chica muy incrédula.

Amanda no sabe qué decir, solo le regala una sonrisa y toma el jugo que ha traído.

—No, ¿cómo podría dudar de usted? —Le sonríe con elegancia.

Gabriela la examina con cuidado. La mente de Amanda va a mil por hora y sabe que la mujer no está en sus cinco sentidos o quizás la está probando. Es bastante lógico, luego del acontecimiento que pasaron, deben saber bien quién es la nueva persona que ha ingresado.

Golpes en la puerta se escuchan y la han salvado.

—Es tu primer paciente. —Se levanta de la silla—. Mucha suerte en tu primer día.

—Gracias...

Al momento en que la mujer abandona la oficina, ingresa su primer paciente desordenando su cabello rubio. Cierra la puerta tras él, se sienta fuertemente en la silla, acomodándose con una pierna arriba y comiendo goma de mascar con brutalidad. No obstante, a pesar de querer mostrarse como una persona de temer, tiene unos ojos verdes muy nostálgicos. Recién lo puede escrutar mejor y con mucho disimulo se detiene en una cicatriz en la ceja derecha, como también una herida reciente expuesta en su labio, por lo que asume que es Noah o Dylan.

—Buenos días, señorita.

—Buenos días. ¿Me podrías decir tu nombre? —consulta, con una voz amable.

—Dylan.

Lo anota en su computador.

—Recién nos conocemos, señorita... —Se detiene en el nombre en el escritorio—. Amanda. Un gusto, soy Dylan, uno de los chicos más complicados de la residencia.

Ríe. Una risa que hace parecer que le gusta el papel que ha sido asignado por la multitud.

—¿Sí? —consulta ella—. ¿Por cuál razón estás aquí?

—Porque me pillaron algunas veces robando en almacenes, robos son sorpresa, ya sabe... —Sonríe sin darle mayor importancia.

Pero para Amanda es una declaración que cambia completamente todo. Lo da vuelta. Había escuchado rumores en redes sociales de que eran mezclados entre huérfanos y jóvenes que han cometido ilícitos, no obstante, no sabía que era una realidad.

Es simplemente inaceptable.

Son dos jóvenes que no tienen nada en común. Tan solo que la sociedad les ha fallado.

Son completamente opuestos.

Un joven huérfano.

Uno que ha cometido robos.

Que tus padres te hayan dejado a la deriva por ciertas circunstancias no significa que debas convivir con una persona que tiene una recuperación psicológica completamente opuesta a la tuya.

Luego de la sesión con uno de los chicos que más se debe tratar con cuidado, sabe que Dylan no es un monstruo como es exhibido por Gabriela. Es tan solo un chico de diecisiete años que necesita ayuda antes de que sea demasiado tarde. Es solo un chico susceptible que busca en acciones lamentables la aprobación del resto.

Luego sigue Kevin, quien es su amigo. Escribe todo en su computador para no perder punto alguno. Pero... siente que se está deteriorando poco a poco. Se siente mareada. Carcomida por dentro. Pensaba que era más fuerte; sin embargo, las personalidades son bastante contrarias a las que está acostumbrada. Suena la puerta de nuevo y toma un gran respiro. Esto es demasiado y no sabe si lo puede soportar.

LOS IN-VISIBLESWhere stories live. Discover now