Rojo, verde

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El día comienza con los rayos de sol y con más conversaciones con los chicos de la residencia para Amanda. Ha leído la mayoría de lo que la psicóloga anterior ha escrito sobre ellos. Quiere saber quién es, necesita buscarla. Es la única que puede solucionar las dudas de todas las personas y el poder para mandar a la gente que se necesita a la cárcel. Debe tener pruebas contundentes y por eso pareciera que ha desaparecido. No existe ningún documento de su presencia, tan solo los escritos avalan su existencia en el hogar, es como si... hubiera desaparecido de la faz de la Tierra.

El objetivo principal era la muerte de Lucas, pero ahora se ha encontrado con más situaciones que son inaceptables. Como personas que no están aptas para los cargos que realizan. Como les recetan remedios fuertes sin conocimientos previos de qué les puede suceder en su cuerpo. Como son mezclados entre chicos huérfanos y delincuentes. La muerte de Lucas es tan solo la punta del iceberg y el hielo de lo que se avecina lo siente en cada uno de sus huesos. Hay mucha más negligencia de la que pensaba y tiene mucho trabajo por hacer.

La puerta es tocada de manera leve e ingresa el próximo en la lista. Noah.

Noah tiene un aspecto de un chico común y corriente. Trae un balón de fútbol en sus manos y viste toda la indumentaria para jugarlo. Su cabello es de un tono castaño claro y lo mantiene amarrado en una coleta hacia atrás. Y se repite el mismo patrón que con los otros chicos, sus grandes ojos pardos se muestran muy tristes.

—Buenas tardes, señorita Amanda.

Una sonrisa resplandece en su rostro y aquello la confunde. «¿No le dijeron que era uno de los más peligrosos?». Parece un chico muy amigable y carismático a simple vista.

—Buenas tardes, Noah.

El chico se sienta con la respiración agitada por el previo juego y con el balón en sus manos, presentando problemas para quedarse tranquilo.

—¿Cómo estás? —Le sonríe.

—Muy bien. El partido estuvo muy bueno, aunque creo que Dylan se estuvo enojando un poco. —Ríe y luego se las ingenia para dejar el balón entre sus pies y sacar un encendedor que guardaba en su bolsillo—. Porque perdió.

Amanda asiente suave y se comienza a sentir incómoda cuando juega con el aparato justo frente a ella. Enciendo y apagando. Mirándolo con gracia.

—Cuéntame, ¿por qué estás aquí?

—Soy —comienza a hablar, tomándose todo el tiempo del mundo y luego la mira, borrando aquella sonrisa carismática que lo había acompañado—, soy pirómano.

Todo comienza a encajar.

Amanda asiente y lo escribe, sintiendo una ola de miedo con ello y a la misma vez le asombra la cantidad de personas que tienen enfermedades psicológicas. De los veinte chicos, trece tienen algún tipo de condición, ya sea depresión, ansiedad social, narcisismo y ahora, la piromanía. Aun así, no existe una psicóloga con los estudios para tratarlos, sólo ella que no tiene la mínima idea de tratar estas condiciones.

Después de terminar la charla con Noah y con todos los chicos de la lista. Vuelve a entrar al listado y se percata que están clasificados en rojo los más peligrosos y en verde los más fáciles de llevar.

En rojo están Dylan, Noah y sus tropas que los siguen en todo lo que practican.

Ingresa al perfil de Dylan.

Nombre: Dylan Pineda.

Edad: 17 años.

Ingreso: 13/03/2022

Razón: Homicidio.

Es como si el mundo se hubiera parado, el flujo sanguíneo parece detener su camino y su corazón late más lento.

LOS IN-VISIBLESWhere stories live. Discover now