la ultima cancion parte 2

109 12 13
                                    

Podia pasar horas quieto; escuchando las atrocidades que pasaban a mi alrededor; era como jugar al escondite solo que el castigo si te encontraban era morir.

Ese  día vi  como todos los niños eran subidos a un camión, con sus caras llenas de esperanza y la promesa que serían regresados  a sus ciudades con los  familiares que aún vivían ahí  o a orfanatos, ya que sus padres habían hecho tratos con las bestias.

Pero yo sabía la verdad, Ese camión se dirigía  directo a las cámaras de gas y después a los hornos. Todos esos pequeños serian asfixiados para después ser quemados, incluso aun algunos con vida.

Las paredes hablan y yo escuchaba, como aquellas personas sin alma se reían y hablaban de la muerte de inocentes como si de cucarachas se tratase.

Todo aqui iba dirigido hacia el asesinato. Los primeros en ser exterminaron  eran los menores de edad ,ancianos y algunas veces embarazadas , si tenían suerte como yo podían pasar algunos días a lado de nuestra gente; los menos afortunados eran llevado a las  cámaras justo después de bajar del tren. Todo dependía del humor en turno  de nuestros carceleros.

De ahí seguían los enfermos, había un hospital, el cual no era de mucha ayuda debido a que lejos de curar a los que caían en enfermedad o los que resultaban heridos en los trabajos  forzados ; solo  les daban remedios para poder seguir con las torturas o separarlos directamente para llevarlos a su inevitable destino.

La muerte rondaba constantemente; no descansaba ni un solo día, me acostumbré a ver cuerpos tirados y al hedor de estos en descomposición. Todo era tan deprimente; hasta que la conocí.

En uno de mis recorridos nocturnos  intentando obtener algo de comida para mi y mis padres. Me logre colar en un gran almacén al que extrañamente llamaban  Canadá. En el se almacenaba las ropas  y demás pertenencias quitadas a los judíos cuando llegaban aqui. Había desde ropa hasta máquinas de escribir, incluso en cabello que se nos cortaba.

Supuse que podría encontrar algo que satisfaciera nuestra hambre o almenos algo de valor que mi padre pudiera cambian en el mercado negro.

Estaba tan concentrado en mi búsqueda que no advertí al ser que se encontraba detrás de mi. Fue hasta que tocó mi hombro que supe Que mi vida había acabado.

Más pensamientos pasaron por mi mente en ese momento. Las lágrimas se recorrieron por mis mejillas, sólo podía pensar en lo peor que podrían hacerme, mis piernas no respondían.
- ¿ Estas bien?- la voz provenía  de una chica, su tono de voz era   muy dulce no parecía el de ninguna Aufseherin.

Por fin me animé a girar la cabeza, y me encontré con la mirada cálida de una chica de unos 16 años tal vez tendría  más pero debido a la situación que vivíamos parecía muy joven , la cual llevaba un uniforme  como el mío pero  evidentemente más limpio y menos haraposo.

¿ supongo que tienes hambre? Ven conmigo. No se por que confíe en ella, sabiendo que podía ser una trampa; podía llevarme  con ellos... Pero no fue así, me condujo por un largo pasillo hacia una habitación. Dentro de ella se encontraban otras dos chicas más.

- Lexus ¿ dónde te has metido? Y quien es el? - una chica delgada y de ojos azules se hacerco  molesta a nosotros, la verdad en ese momento me sentí un tanto incomodo de estar tan cerca de ellas; apesar de su aspecto desnutrido y algo decadente aun era muy guapas. Y yo tan sólo un pequeño chico que apenas entraría en la pubertad.

- calmate B.B., sólo fui a dar un pequeño paseo y me encontré a este ratoncito.

- Henrrietta  puedes hacerla entrar en razón y decirle que puede ocurrir si la encuentran merodeando por la noche. Y más trayendo mocosos.  Lex han sido  condecendientes con nosotras pero no hay que tentar a nuestra suerte. Así que lleva de regreso a ese mocoso.

Donde las Flores duermen  [ CraigXTweek South Park]Where stories live. Discover now