Asuntos pendientes 2

367 63 53
                                    

       Loki se levantó tarde esa mañana, dispuesto a desayunar tranquilo mientras Thor se daba una ducha. Estaba feliz de no seguir viendo a Ivar, eso demostraba que estaba alucinando y que al menos ahora, se mantenía cuerdo. 
—¿Sabías que el vecino tenía una muñeca inflable? —dijo de repente, asustando a Loki por segunda vez—. Ah, ¿creías que me iría? 
       Ivar se sentó frente a él, en su asiento de siempre.
—¿Me seguirás ignorando? —preguntó Ivar—. No soy una alucinación, las alucinaciones son mucho más... No lo sé, gatos en el techo, lluvia de lava. ¡Algo más surrealista! 
—Creí que no podías tocar cosas —dijo Loki—, pero te veo sentado. 
—En realidad floto hasta cuando estoy de pie, pero no se nota. Soy prácticamente Jesus en el agua.
—Parece una excusa —dijo, dando un mordisco a su tostada—, obviamente mi cerebro llena los errores de continuidad con cosas estúpidas que diría mi hijo.
—Llamó la funeraria —interrumpió Thor, con una toalla al rededor de su cintura y el cabello mojado—. Necesita que le confirmes algunas cosas para mañana. ¿Quieres que lo haga yo? 
       Ivar rodó los ojos, viendo como Loki disfrutaba de la vista frente a él.
—¿Tiene que quedarse? —dijo Ivar con asco, recibiendo el ceño fruncido de su padre.
—Hazlo —dijo Loki, causando que Thor se retirara de allí—. Claramente eres esa parte que desea verme miserable. 
—No es eso —contestó Ivar, cruzándose de brazos—. No puedes esperar que no lo encuentre raro, a cualquiera que le digas le parecerá asqueroso. 
—Heredaste mi tacto —contestó Loki, bebiendo de su taza de café—. Bueno, si fueses Ivar... 
—¡Soy Ivar! —exclamó molesto—. Se acabó, te lo demostraré. 
       El joven se dirigió a su cuarto, atravesando la pared de esta. Loki no estaba tan seguro en un principio, no deseaba que Thor le preguntase al respecto, pero aún así decidió ir hasta allá. 
—Ok, primero que nada... No te enojes. 
—No lo prometo —dijo Loki, viendo cuan nervioso se sentía.
—Bien... Mira en el cajón de mi escritorio, justo dentro de una pequeña libreta amarilla.
       Loki lo vio con curiosidad, estaba inquieto. Bajó la vista y frunció los labios, claramente se sentía culpable. Entonces simplemente hurgó en sus cosas, topándose con un pequeño sobre con una lamina en su interior. 
—LSD... —dijo sorprendido—. ¿Te drogabas? 
—¡Me lo dio un amigo! —exclamó Ivar—. No quería rechazarlo, él insistió. 
—Esto es caro para los estándares de cualquier adolescente, ¿qué clase de amigos tenías? —contestó Loki, sentándose en la cama—. Entonces si eres tú... 
—¡Yo nunca me drogaría! Es decir, probé la marihuana un par de veces. Y si, quizás hasta llegué a embriagarme... ¡Pero jamás lsd! —intentó excusarse. 
—¿Crees que soy imbécil? —dijo molesto—. Bueno, quizás lo soy. Un niño metió drogas a mi casa y no lo noté.
—Supongo que estamos a mano. 
       Loki intercambió una mirada severa con su hijo. Tenía razón, ¿cuántas mentiras existían entre ellos? 
—¿Sabes por qué estoy aquí, papá? —preguntó Ivar, fingiendo que se sentaba—. Debes averiguar lo que me pasó. 
—¿Cuál es el punto en ello? —preguntó Loki, desganado—. Consideremos que tienes razón, que no estabas dañado y no decidiste tirarte del puente. La mayoría de casos tardan una eternidad en ser resueltos. Conozco la ley, no estará a nuestro favor por meras especulaciones. 
—¡Pero sigue mi rastro! —exclamó Ivar—. Busca a mis amigos. Preguntate por qué decidí salir ese día. ¿Acaso no te importo?
—¿De qué mierda hablas? ¡Por supuesto que me importas! —gritó exaltado—. Pero no entiendes el maldito punto en todo esto. Quizás  es verdad, quizás te mataron. ¡Viva, lo descubrimos! ¡¿Entonces qué?! ¡¿La justicia te revivirá?! 
—Papá...  —susurró Ivar, buscando exactamente qué decir—. Lo lamento, quizás no debí venir. 
—No es eso —contestó Loki, mirando una foto colgada en la pared, eran ambos, en unas vacaciones en la playa—. Es solo que hace dos semanas mi mayor problema era el ruido en tu habitación... No sé si estoy listo para saber si te hicieron cosas peores.
       Loki presionó sus ojos, intentando evitar que las lagrimas cayesen. Estaba agotado, se sentía egoísta por no ayudar a su hijo, pero, ¿quién podía culparlo en realidad? Si decía algo con respecto a Ivar, lo tomarían como loco. Si se mantenía en silencio, debía cargar con la responsabilidad él solo, y bien sabía Loki lo difícil que era eso. Cosas más simples no logró conllevar.
—Es raro verte así —señaló Ivar—. No recuerdo la ultima vez que...
—Nunca lo hago en publico —dijo, apoyando su espalda en la pared—. De pronto personas a tu al rededor con las que nunca conversaste, te preguntan qué pasa. La mayoría no espera una respuesta sincera, solo es cortesía. 
—A veces si les importa —dijo Ivar. 
—Claro.
       Ivar se quedó callado. Se sentía culpable, no recordaba cuan pesimista podía llegar a ser su papá, quizás porque intentaba criarlo en un ambiente ameno. Ivar se preguntó cómo sería su vida desde ahora en adelante, ¿sacaría la peor parte de sí mismo? Porque ya había echado a sus abuelos y ni si quiera tenía amigos que lo visitasen. Solo le quedaba Thor, pero dependía de él si deseaba conservarlo. 
—¿Loki? —dijo Thor, abriendo la puerta—. Está todo listo... ¿Qué haces aquí? 
—No mucho —contestó serio—. Necesitamos hablar.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó Ivar, asustado por lo que haría. 
       Thor lo miró con duda, asumiendo que Loki deseaba estar solo. 
—Pensaba invitarte a comer —dijo sonriendo—. Pero lo entiendo, ¿te paso a buscar mañana?
—No, no creo que estés entendiendo —dijo Loki, intercambiando miradas con él—. No quiero que vuelvas.
—¡Papá! —exclamó Ivar, viendo el rumbo de todo—. Piensa lo que vas a hacer. 
—Bueno... Mañana es el funeral de Ivar, de todas formas vendría —dijo Thor.
       Loki miró a su pareja con el ceño fruncido, sin decir nada por algunos segundos. No era difícil entender lo que pasaría en ese cuarto. 
—No podemos seguir con esto —dijo Loki.
—Cállate —contestó Thor, esbozando una sonrisa nerviosa—. No es un buen momento para hablar sobre nosotros... 
—Difiero. Seré honesto contigo, Thor. Eres la persona más optimista que conozco, vives en una utopía donde existe un futuro a mi lado. Eso es lindo  —pronunció, viendo como Thor intentaba acercase a él—. Pero no estoy dispuesto a hundirte conmigo. 
—Loki, por favor —contestó Thor, angustiado—. Estás dramatizando, ¿por qué me hundirías? 
—Papá, no sigas —dijo Ivar—. Sé que dije que deberías echarlo, pero-
—Nunca superé mi adopción —confesó Loki, dejando a Thor y a Ivar sin palabras—. Aún me siento inferior a ti, no importa cuanto lo intente, nada ha cambiado. Lo único que me mantenía alejado del dolor era Ivar.
—Papá... —susurró Ivar.
—No superaré esto, me volveré peor, cada día más temperamental. Haré cosas malas, Thor, lo sé. Alejaré a la gente a tu al rededor y te terminarás cansando.
—Loki, claramente estás deprimido —dijo Thor, intentando solucionar el conflicto—. Necesitas volver a terapia.
—¿Terapia? —preguntó Ivar. 
       Loki se limitó a sonreír.
—Espera... —susurró Thor—. ¿No fuiste?
—¿Ves a lo que te enfrentas? —preguntó Loki—. Soy un bastardo mentiroso y manipulador, siempre lo he sido. No puedes cambiar a la gente con tus buenas intenciones.
—¿Por qué eres así? —preguntó Thor—. Te gusta sufrir. ¡Te aferras a tu propia miseria! ¡¿Cuántas veces has boicoteado tu propia felicidad?! 
       Loki bajó la mirada. 
—¿Sabes que te amo, verdad? —preguntó Thor—. Haría cualquier cosa para verte feliz.
—Yo igual —respondió con tristeza.
       El mayor se quedó estático por un momento, esperando a que Loki dijese algo, pero obviamente su silencio era la mayor prueba de que no cambiaría de opinión. 
—Nos vemos mañana —fue lo ultimo que susurró Thor, justo antes de salir por la puerta. 
—¿Qué hiciste? —dijo Ivar, con los ojos llorosos al igual que su padre—. ¿Lo dejarás ir así no más? 
—Creí que te daba asco nuestra relación —contestó Loki.
—Pero es tuya... 
—No te preocupes —contestó, tomando y liberando aire, fingiendo que podría controlar la situación—. Investigaremos lo que te pasó.

----------------------------------------------------------
       Dieron las dos de la tarde buscando entre las redes sociales de Ivar. La ultima cuenta en la que Loki se metió fue facebook, viendo el intercambio de palabras con algunos de sus compañeros. 
—Que extraño —dijo Loki, notando la fecha—. Dejaste de hablar en diciembre... ¿Qué pasó? 
—Nada —contestó—. Me pelee con la mayoría de mis amigos. 
—¿Por qué? 
—Diferencia de opiniones.
       Loki leyó en uno de los chats: "Invalido de mierda". 
—Papá, sé que pareciera que me acosaban o algo —dijo riéndose— pero créeme que no fue así. 
—Déjame dudarlo —respondió, mirando sus sanas piernas—. ¿Cómo se siente?
—¿Qué cosa? ¿Esto? —preguntó, dando un par de brincos—. Fue lo mejor de morir. 
       Loki sonrió, alegrándose por él. Desde niño sufrió de problemas en sus piernas, visitando hospitales y centros de rehabilitación. Loki recordaba cuan mal se sentía Ivar en un principio, pero él se empeñó por hacerlo normal, que tuviese la vida de cualquier adolescente. Él sabía cuan terrible era sentirse raro.
       De pronto la puerta fue golpeada, alertando a ambos. 
—Iré a ver —dijo Ivar, atravesando las paredes, dejando a Loki con la suficiente duda para caminar hasta el living, notando como Ivar venía de vuelta—. Ok, no abras. 
—¿Por qué? —susurró Loki, asomándose por la mira—. ¿Quién es ella? 
—¡No abras! —exclamó el joven, viendo como Loki no se molestaba en obedecer. 
       Una mujer rubia de aproximadamente diecisiete años, estaba al otro lado. Tenía los ojos llorosos y a juzgar por su inquietud, no estaba segura de si esa era realmente la casa. 
—Hola —dijo con timidez—. Disculpe, ¿usted es el padre de Ivar? 
       Loki afirmó con la cabeza, viendo de reojo a su hijo tapar su rostro. 
—¿Puedo pasar? —preguntó ella—. Me llamo Freydís... Quizás me conozca. 
—En lo absoluto —contestó Loki. 
       Freydís frunció el ceño, parecía decepcionada. 
—Soy su ex.
—¡Puedo explicarlo! —exclamó Ivar—. ¡Me engañó!
       Loki liberó un suspiro, dejando que ella entrara. 
—Quería darle el pésame en persona, me hubiese encantado conocerlo antes —dijo ella—. Ivar fue... Importante en mi vida, para la de muchos. Hablé con cada uno de sus compañeros, desean ir al funeral.
—No les daré el beneficio de que escupan en mi ataúd —dijo molesto—. Los conozco, querrán dar algún tipo de discurso que me humille. Echala. 
—Lo siento —contestó Loki, extrañado por la reacción de Ivar—. Es solo para la familia. 
—¡Por favor! —suplicó Freydís. 
—¡ECHALA! 
       El grito de Ivar fue tan fuerte y violento, que de alguna forma algunos focos se reventaron, aún sin estar prendidos. El ruido los asustó, dejando a Freydís al borde de un ataque de pánico. Loki intentó calmarla, mintiéndole con respecto a las conexiones eléctricas. 
—¿Y si está aquí? —preguntó ella, temblando—. Quizás se suicidó por nuestra culpa. 
—Les hubiese gustado —dijo Ivar—. ¿Creen que mi vida valía tan poco para eliminarla por un par de bastardos infieles? Nunca les daría ese crédito.
—No —contestó Loki—. Él tenía otros problemas. Disculpa, debo pedir que te retires. 
       La chica no deseó hacerlo, sin embargo lo entendió. Cuando se retiró y Loki se encargó de asegurar la puerta, lo primero que hizo fue mirar a Ivar.
—¿Qué mierda fue todo eso? —preguntó Loki.
—Me subestimaban —contestó Ivar—. No te preocupes, no dejé que me pasasen a llevar. Los insulté, los hice quedar mal, me pelee con varios afuera de las clases. ¿Por qué tipos como ellos querrían acudir a mi funeral? Me odiaban. No porque fuese distinto ni por envidia. Yo les di motivos, deseaba que lo hiciesen. 
—¿Por qué...? —preguntó Loki. 
—Porque solo así dejaría de escuchar su lastima salir de sus bocas, esa compasión que me tenía enfermo. Allá afuera nadie me trataba como tú, como un igual. 
       Loki retrocedió un poco, viendo los pedazos de foco esparcidos en el suelo. 
—Tus mentiras están tan rotas como tus piernas solían estarlo —dijo Loki, sentándose en el sillón—. Nunca demostraste ser tan parecido a mí, creí haberte salvado de eso.
       Ivar se cruzó de brazos, meditando lo que debería decir en ese momento.
—Lamento que tuviese que morir para que realmente nos conociéramos. 
       Loki volvió a suspirar. 
—Todos mienten, ¿por qué creí que contigo sería distinto? —susurró, viniendo una idea a su cabeza—. Espera... ¿Qué comiste ese día?
—¿Crees que lo recuerdo?
       Loki se levantó, la casa había sido medianamente ordenada por Thor y eso entorpeció su búsqueda. 
—¿Qué estás haciendo? —preguntó Ivar, viendo a Loki buscando el dinero que le dejó. 
—Eres un mentiroso. 
—¡Tú igual! —exclamó molesto—. Creí que quedó claro.
—Me refiero a que pudiste mentirme en más cosas. Cuando llegué ese día, no encontré evidencia de comida chatarra, lo sé. 
—¿Ok...? —pronunció Ivar.
—¿Y si comiste afuera? 
       Ivar se sorprendió ante la deducción de su padre, podía tener razón, él recordaba haberlo hecho en reiteradas ocasiones. Pero tenía un lugar favorito, el local de comida rápida más barato y "cercano" a ese puente. 
—Burger king —dijo Ivar, comenzando a reír—. ¡Debe ser burger king!
—Está a veinte minutos en autobús. ¿En serio fuiste hasta allá? —dijo dudando.
—¡Estoy seguro! —exclamó—. ¿Que bueno que vino Freydís, o no? 

----------------------------------------------------------
       Loki se arregló un poco antes de salir, viajando en su auto junto a Ivar, como si fuesen a realizar una especie de paseo. 
—¿Cuándo fue la ultima vez que usamos el auto juntos? —dijo Ivar, viendo como Loki prendía la radio y esta tenía interferencia—. Debo ser yo. 
—Probablemente. Y no lo recuerdo, ¿hace unos tres meses en la obra escolar? —preguntó Loki. 
—Oh... ¿Hamilton? —preguntó—. ¿Fui el mejor Philip o qué? 
—Siempre insulté a Hamilton por ser tan negligente, ahora lo entiendo un poco —dijo con tristeza, intentando evitar comparar la situación a la de él—. Y por supuesto que lo fuiste, aunque no se te de el rap.
—¡Oye! —exclamó molesto—. ¡Lo hice genial! 
—Pediste mi opinión —dijo burlándose.
       Loki se estacionó a unas cuantas cuadras del local, bajándose lo suficientemente rápido como para llegar en un par de minutos. Lo primero que hizo al entrar, fue notar lo vacío que estaba. Se trataba del horario post almuerzo, dejando a los cajeros con tiempo libre para estar en sus celulares, al menos hasta que vieron a Loki. 
—Buenas tardes, ¿en qué puedo ayudarle? —preguntó la alegre mujer de cabello castaño y ojos azules, quien tenía un pequeño distintivo con su nombre en el pecho: "Darcy Lewis", ponía.
—Mi cajera favorita —dijo Ivar—. Es la única amable conmigo, dale una propina. 
       Loki sacó su celular del bolsillo, mostrando una foto de Ivar. 
—¿Viste a este chico el miércoles pasado? —preguntó Loki. 
—Oh, ¡él es Ivar! —exclamó sonriente—. ¿Está en problemas o algo? Puedo asegurarle que es bueno, hace un mes detuvo una pelea. ¡Se le tiró encima a un tipo con el doble de su peso! Le dije que era un demente y le ofrecí una hamburguesa. 
—Si... —dijo Loki confundido, mientra Ivar sonreía por su hazaña—, aparentemente tenía muchas facetas. 
—Perdón... ¿Tenía? 
       Loki estaba cansado de dar la noticia, sin embargo lo volvió a hacer, causando que la mujer cubriera su boca de la impresión. 
—Lo siento —dijo ella, intentando no llorar—. No lo digo porque si, en serio era agradable... Si vino ese día. 
—¿Estaba con alguien? —preguntó intrigado, viendo a la mujer intentando recordar. 
—Si  —contestó extrañada—. Estuvo aquí como a las nueve, con un sujeto rubio y delgado, no sé más al respecto, pero realmente creí que era un familiar. No es normal que un adulto ande con alguien tan joven. 
—¿Alguien rubio? —preguntó Loki extrañado, descartando a Thor por la hora del encuentro, volteándose a ver a Ivar.
—Fandral... —susurró él.















Tendrías que leerloWhere stories live. Discover now