La llegada

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Habías llegado de Transilvania a Londres, hacía años que deseabas conocer ese lugar, más por las historias del Conde Drácula, te encantaban las historias sobrenaturales, sobre todo las de vampiros y hombres lobo, eran tus favoritas definitivamente.
Al bajar de un taxi, llegaste a tu destino, la casa de tu abuela, golpeaste la puerta esperando con ansias que abriera.

- ¡___! -dijo la Sra Hudson al verte. Estaba sorprendida y emocionada de verte.

- hola abuela -la abrazaste con cariño- te extrañé tanto

- y yo a ti -te hizo pasar hacia adentro- ¿qué te trajo a Londres? Creí que estabas recorriendo los lugares en los que se inspiraron tus historias de fantasmas

- si, pero quise pasar un tiempo relajandome, así podré continuar con mi libro -tenías la ocurrencia de hacer tu propio libro de terror.

- ¿tienes dónde quedarte? -preguntó preocupada.

- por el momento no, pero ya encontraré algún lugar

- puedes quedarte aquí el tiempo que quieras -respondió la Sra Hudson amablemente.

- ¡Me encantaría, gracias abuela! -la abrazaste emocionada.

- ven, te enseñaré tu habitación. Tendrás vecino, es un poco raro y gruñón, pero es buena persona -dijo mientras subían por las escaleras.

Al momento de pisar el segundo piso un hombre salió por la puerta, te pareció atractivo, pero su mirada era extraña.

- Sherlock querido, te presento a mi nieta ___ -el nombrado dirigió su mirada hacia ti analizandote y simplemente extendió su mano.

Miraste atentamente su mano sin saber que hacer, la tomaste porque pensaste que era lo más lógico que se podía hacer.
Su mano era fría, lo miraste a los ojos, unos ojos de color inexplicable que a tú parecer miraban sin alegría y vida.
Quitaste ese pensamiento, ya que no te pareció un zombie o algo por el estilo, al contrario, era bastante pálido, hubieras jurado que parecía un vampiro, pero quitaste esa idea ya que ellos no existen, o al menos eso creías.

- Sra Hudson, saldré -dijo él soltando tu mano, tenía una voz grave que fue música para tus oídos- tengo un caso, no me esperé

- ¿a esta hora querido? No es peligroso -respondió preocupada.

- se cuidarme, estaré bien -respondió.

- afuera hace frío -comentaste metiendote en la conversación.

- ¿Creés que un abrigo y una bufanda no son suficientes? -dijo mirándote fijamente.

- al contrario, pero sus manos están algo frías -respondiste un tanto tímida.

Sherlock simplemente te observo detenidamente, en su rostro había seriedad, y salió de allí rápidamente ignorando tu respuesta por completo

- ¿siempre es así? -preguntaste viendo su recta postura al irse. A quien en engaño, veías su trasero.

- si, pero con el tiempo te acostumbras -dijo tu abuela empezando a subir por las escaleras.

Subieron y abrió la puerta de una habitación un tanto acogedora, con una cama para dos y un par de muebles, además un escritorio

- ¡abuela esto es perfecto! -dijiste emocionada- teniendote a ti y un lugar para escribir me quedaré en Londres por más tiempo

- me alegra saber que te guste, pequeña -te sonrió- bueno, dejaré que te instales

- gracias

Cuando la Sra Hudson cerró la puerta empezaste a desempacar y ordenar tus pertenencias en su lugar correspondiente con emoción de estar en allí y pensando si Londres sería fuente de inspiración para tu libro.

Vampiro de Baker Street(Sherlock Holmes)Where stories live. Discover now