Narra Guillermo:
Ya teníamos la pizza sobre la mesa, para empezar a comerla.
Las manos me temblaban y la había hecho bastante mal. La masa me salió amorfa y había derramado tomate por todos lados. En algunas zonas había muchos ingredientes juntos y por otras, sólo había tomate... Por no mencionar que tardé un poco en sacarla del horno, y estaba algo quemada...
Mientras la ingeríamos, a él no se le quitaba la sonrisa de la cara y sabía perfectamente que era porque lo había hecho fatal, y ahora él podría hacer, prácticamente, lo que quisiera conmigo.
Estaba muy nervioso, el estómago se me había cerrado de repente y estaba comiendo sin ganas.
No podía dejar de observarlo, mi cuerpo ya estaba cien por cien alerta de lo que iba a pasar a continuación.
Cuando a Vegetta sólo le quedaba una porción, yo me acababa de terminar la primera.
-¿No tienes hambre? -me preguntó, provocando que los latidos de mi corazón aumentaran aún más.
-N-no mucho.
-Tienes la boca manchada. -Sus ojos estaban clavados en mis labios, mientras que su rostro iba acercándose más al mío. -Dejemos esto por ahora. -dijo señalando las porciones que quedaban.
Lo miré sorprendido y algo asustado. Nuestros labios se unieron en un beso desesperado, que yo no era capaz de responder, estaba totalmente en blanco.
-Vamos a la cama. -me susurró al oído.
Cada cosa que decía o hacía me ponían más nervioso.
Como tardé en reaccionar, me cogió en brazos y me cargó hasta su habitación, soltándome con fiereza sobre la cama.
-Hhm. -solté en forma de gemido sin darme cuenta.
No estaba para nada seguro de querer aquello. A veces podría decir que sí, otras que no... Pero sinceramente no sabía qué era lo que quería. Para mí todo esto era demasiado confuso.
Estaba a punto de hacerlo con el tío que me tenía secuestrado en su casa desde hace unos días.-¡Ah! -gemí ante la forma salvaje en la que me arrancó los pantalones. -V-Vegetta... N-no qui-quiero est... -Su mano se posó sobre mi pene, acariciándolo por encima de la tela. No me había dado cuenta, pero ya me encontraba muy duro... -¡Hmm! -Me sentía fuera de control, estaba siendo totalmente dominado por el hombre que se encontraba encima de mí y esa sensación tan excitando que sólo él me proporcionaba. -P-para... N-no quiero ha-hacerlo...
-¿Estás echándote atrás? -Él seguía con su mano paseándose por la tela de mis bóxers. Su toque era... Agradable. Más que eso.
-E-estaba confundido... T-tú no me gustas... -dije intentando parecer angustiado con la situación, pero me era imposible cuando me encontraba hablando entre jadeos y gemidos. -Y-yo te odio... Me tienes secuestrado... ¿C-cómo ibas a gustarme?
Su sonrisa se intensificó al terminar de escuchar lo que le dije. No entendía el porqué de su reacción.
-¿Te estás escuchando? Ni tú mismo te crees eso que has dicho.
¿Cómo? ¿Cómo se atrevía a decir eso? ¿Por qué me molestaba tanto lo que había dicho? ¿Es porque muy en el fondo sé que dice la verdad? Porque... ¿me gusta?
-C-claro que me lo c-creo.
-¿Y por qué no has intentado apartar mi mano de tu entrepierna si tanto te molesta?
No sabía qué responder a eso, él estaba en lo cierto. ¿Por qué me costaba tanto admitir que disfrutaba de su toque?
-¿Alguien no tiene respuestas? -preguntó en tono burlón. -Haremos algo... -hizo una pausa y quitó su mano de donde estaba posada, cosa que me hizo poner una mueca de disgusto. -Has tenido como siete fallos con la pizza, pero entiendo que te pongo muy nervioso y por eso lo hiciste peor... -Pero... ¿Qué coño se creía este? -Así que antes de tenerte totalmente a mi merced, dejaré que hagas algo por ti solo. ¿Qué te parece?
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¿Tragedia o fortuna? [Wigetta]
FanfictionEsta es la historia de dos chicos, uno tiene una vida medianamente maravillosa y el otro un oscuro pasado. Ambos se cruzan en sus caminos, quedando atados por siempre.