31. Ahora o nunca

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Narra Guillermo:

Aquella mañana nos levantamos temprano para ir de vuelta a casa.

Vegetta tenía que irse a trabajar, así que fuimos con tiempo de sobra, para que no llegara tarde.

Llegamos a casa y me preparó el desayuno, ya que cuando estábamos en el hotel aún no me apetecía comer.

-¿Quieres algo en especial, chiqui? -me preguntó con dulzura.

-N-no, lo que veas. -le respondí con una sonrisa, sin dejar de mirarlo desde la entrada de la cocina.

-Está bien, ve a la mesa. 

Sinceramente no quería ir, quería seguir observándolo pero ya me estaba acostumbrando a hacer lo que él me dijera, y ya no era algo que me desagradara... Del todo.

Lo vi aparecer con una bandeja, en la que se encontraba lo que iba a ingerir a continuación, una tostada con mantequilla y un colacao.

-Gracias. -le dije en un tono de voz casi inaudible.

Él ni siquiera respondió, se limitó a sentarse a mi lado y encender la televisión en lo que yo terminaba de comer.

-¡Se me ha hecho tarde! -gritó, pegando un salto del sofá. Creía que él no tenía porqué ir hasta que pasara media hora, más o menos. -Tengo que irme ya, pequeño. -dijo depositando un delicado beso en mis labios.


Yo aún tenía el desayuno a la mitad, pero igualmente quería levantarme para despedirlo de nuevo en la puerta.

-No es necesario. -me paró. -No estaré mucho fuera. -habló mientras abría la puerta, dejándome con cara de empanado, mirándolo desde el sofá. -Adiós... Willy... -se despidió y se esfumó de allí, sin darse cuenta de que se dejó la puerta abierta, algo que nunca había pasado en lo que llevaba de tiempo con él.

Me dirigí hasta ella, abriéndola por completo, y me sumí de nuevo en mis pensamientos.

Ahora tenía la oportunidad de escaparme, pero sin embargo estaba ahí, quieto, sin ser capaz de dar un paso adelante. ¿Acaso no era eso lo que quería? ¿Volver y poder ver a mi familia? ¿Entonces por qué no era capaz de hacerlo? ¿Qué me impedía salir de allí?

Después de unos minutos en blanco, comprendí porqué no podía irme.

En un principio, odié a Vegetta por el hecho de haberme secuestrado, pero siendo totalmente sincero, él nunca me trató mal... Para tratarse de un secuestro, siempre cuidó de mí e incluso fue cariñoso. Y aunque haya momentos en los que lo pasé mal, él me dio a entender varias veces que sentía que todo hubiera sido así, en cambio para mí nunca fue tan malo. Había estando todo el tiempo exagerando con cada cosa que sucedía con él, quería creer que lo odiaba y que nada me iba a cambiar de opinión, pero lo cierto... es que me había enamorado de él... Y en el momento que lo entendí todo al cien por cien, fue cuando cerré la puerta, quedando yo dentro de la casa.

Esa había sido mi decisión y sabía que no me acabaría arrepintiendo.

Una vez asumí aquello, me empezaba a sentir mejor conmigo mismo, tanto que decidí preparar algo para cuando Vegetta volviese del trabajo.

¿Tragedia o fortuna? [Wigetta]Where stories live. Discover now