dynasty. rhaegar targaryen.

ch. 018

CHAPTER EIGHTEEN

Balon Greyjoy siempre supo qué deseaba.

Cuando consiguió esos huevos de dragón para los hijos del Rey, supo lo que recibiría a cambio, y entendió que nunca sería la mano de Vaella, pero sí su favor. 

La princesa no era ingenua, no era la cría caprichosa y odiosa que muchos decían que era. Tenía una manera de actuar tan genuina que hasta le parecía la persona más honesta en los Siete Reinos. Vaella también siempre supo lo que quería, quién era y cómo debía ser. Conocía el poder que tenía sobre los hombres y sobre todo, en su padre. En cómo decir las cosas para que no suenen groseras y cómo disfrazar las sonrisas falsas en las más simpáticas nunca antes dadas.

Tal vez por eso comenzó a verla más como una aliada para un mismo propósito que como una cría a la que debía tratar con cuidado para no ser enviado a una horca. 

Por eso, cuando a la mañana siguiente apareció en su carpa vistiendo un largo vestido rosado con pequeños detalles en dorados, supo que debía mantener esa amistad hasta el final de sus días. 

─Princesa ─musitó, haciendo una reverencia bajo la atenta mirada de Sir Daemon y Jason Lannister, quiénes veían al hombre como un muy notable enemigo. Sin embargo, Vaella le sonrió─. Espero que su día haya empezado ameno, princesa.

─Así ha sido ─dijo ella─, espero que el suyo también, mí Lord. 

El hombre permitió que la joven ingrese en su carpa, que era espaciosa, pero no tan grande como las que la joven dragón podría estar acostumbrada. Sin embargo, ella ingresó y cuando sus espadas iban a seguirla, sin siquiera voltear a verlos, dijo:

─Estaré bien, esperen afuera.

Ambos iban a refutar, pero negar o rehusarse a algo, podría no terminar en nada bueno si Balon estaba en presencia de ellos. Con una reverencia, ambos quedaron fuera de la carpa. Ella se sentó con la ayuda de Balon, para luego, él situarse frente a ella, con una mesa cuadrada pequeña pero con la suficiente comida para que ambos puedan degustar. 

─Me tomé la libertad de pedir sus pasteles preferidos, princesa ─dijo, señalando hacia los de limón, arándanos y unas tartas de fresa. La joven rió, sonriéndole.

─Gracias por el amable detalle ─dijo─, me gustaría saber un poco sobre los motivos de nuestra reunión. Ha de ser mucho más que intentar obtener mi amistad.

Eso. Balon Greyjoy a veces olvidaba un detalle tan simple que lograba darle escalofríos, porque la joven podría parecer una alma inocente, alguien que vive dentro de su cabeza llena de vestidos, joyas y riquezas; pero fuera de esa imagen de princesa caprichosa y que sabía que podría hacer arder el mundo con una simple lágrima, estaba la otra persona de ella. La inteligente, observadora y para nada ingenua princesa que podría tener a todos besándole los pies si así lo ordenaba.