Dos

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Como una suave primavera, las hojas volaban con libertad, con soltura, habia una ligera brisa que hacía suspirar al que estuviera allí, todo se sentía como la primera vez. Bella lo sentía como la primera vez que puso un pie dentro de esa ciudad.
 
Miró como los taxis pasaban a sus costados haciendo que esta sonría un poco al notar la mirada horrorizada de Dylan, al parecer al hombre no le estaba gustando nada y para ella era como un show personal demasiado cómico. 
 
- ¿esto es normal acá? - murmuró en español logrando que la castaña a su lado se ría un poco.
 
- claro... hasta creo que es más tranquilo que Buenos Aires ahora que lo pienso...
 

Ambos asintieron de acuerdo a eso, era normal. Un país como Argentina no era fácil, pero había que admitir que la cultura era exquisita.
 
- En eso tienes razón, mi país es más inquieto - dijo intentando no decir otra cosa haciendo que ambos sonrían con gracia. Bella recordó como conoció al hombre a su lado y al instante tocó su vientre. 
 
Este estaba poniéndose duro, ella notaba que cada vez que pensaba en algo malo o algo que la pudiese estresar su pequeña bola de frijol hacía el trabajo de complicarle la existencia, logrando que sienta un dolor muy notable en su estómago.
 
- ¿otra vez?

 
Ella asintió con una mueca en su rostro, odiaba esa etapa del embarazo, tenía vómitos, nauseas y Dolores muy fuerte en su área abdominal. Las primeras veces que sucedió ella sentía que el bebé estaba a punto de salir de su estómago, solo hacía falta una patada y ya esa cosa estaría caminando o gateando a su alrededor.
 
- ya está molestando desde temprano- dijo mientras intentaba no sonreír, le fastidiaba el hecho de pensar que cuando el bebé naciera estaría en Nueva York.
 
Sería de nacionalidad estadounidense, no sería francés como ella o como su familia. 
 

- ¿hubieses preferido que sea Argentino?- lo miró con los ojos abiertos como platos, negó mientras se reía un poco.
 
- los argentinos son muy pegotes, creo que son muy amistosos y demás. Los franceses no somos tan así, algunos quizás si pero no somos tan... tan...
 

Toquetones.

 
Pensó sin llegar a decirlo, aún no entendía que estaba pasando, estaba en Nueva York, buscando a su hermana para informale que volvería a Paris. Su padre estaba mucho mejor, y la llegada de un nieto o nieta sería otra alegría más a su familia.
 

- amables- dijo con ironía Dylan haciendo que ella se de media vuelta y busque un taxi.
 
 
- exacto.
 
 
Levantó la mano a uno que aparecía con la luz verde demostrando que ese taxi estaba libre. Ambos se subieron y Bella dijo la dirección de su ex casa que ahora suponía que estaba su hermana menor.
 
Había hablado con Honey desde que decidió marcharse de allí, le había contado todo. Desde que Matthew le habia mentido a su esposa con que ella era su amante, su enamoramiento estupido por su jefe, y luego lo de su hijo. 
 
La dulce chica la entendió y le hizo prometer que cuidaría de todo hasta que ella volviera, lo que Miel no sabia era que su estadía no era un tour por todos los países posibles. Si no una definitiva huida. 
 
Se sentía como una cobarde, una vil cobarde que escapaba. Que siempre escapa. 
 
- ¿segura que estás bien? 
 
Observó al hombre a su lado, su mirada era de alguien que estaba preocupado, su sonrisa amigable no era la que ella quería ver, su rostro no era el mismo, no era él.
 

Y nunca lo sería. 
 

Ella nunca le pidió que Dylan la acompañara, nunca le dijo que lo quería, nunca le dijo nada acerca de sus sentimientos. Solo lo apreciaba pero era eso. Y él... lo sabía. Bella se lo había dicho muchas veces, pero ese hombre le hacía bien. Le tenía cariño, como a Michelle y eso la estaba matando por dentro.
 

Si decido quedarme #1.5 𝓢𝓪𝓰𝓪 𝓢𝓮𝓷̃𝓸𝓻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora