Capítulo 1: Como pez fuera del agua.

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"¿Qué sabe el pez del agua donde nada toda su vida?"
–Albert Einstein.

Él no se consideraba precisamente un buen samaritano, tampoco un alma bondadosa, yendo al caso

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Él no se consideraba precisamente un buen samaritano, tampoco un alma bondadosa, yendo al caso. Lo que era más, solía evitar meterse en cualquier asunto que no le concerniera o no fuera de su completo interés. Esa vez no era una excepción, realmente no veía un motivo coherente por el cual él debiese intervenir, lo pensó, más descartó cada posibilidad. Claro que, quedarse observando de brazos cruzados como aquel albino que desconocía recibía una paliza tampoco era un panorama favorecedor para su persona, simplemente asentaría aún más su título de "maldito".

Entonces, frunció su entrecejo reflexivo. Ladeó un poco más la cabeza, preguntándose si realmente debía ayudar a un completo extraño simplemente para sentirme mejor consigo mismo. Si se iba en ese instante no es como que su consciencia fuera a carcomerle la cabeza más tarde. Pero, si le contaba los detalles a su compañero, éste probablemente se encargaría de recordarselo de manera constante haciendo énfasis en lo aborrecible del acto. Suspirando y rindiendo a la idea se puso recto, caminando hacía el chico con la mayor cortesía que pudo aparentar.

— Ya le dije que lo siento como cien veces.—Exclamó el muchacho albino de ojos extraños, cerrando los mismos debido a la fuerza con la que lo estaba agarrando el hombre de la muñeca.

— ¿Crees que sentirlo va a arreglar el jarrón de mi familia?¡Era el jarrón de mi bisabuelo!¡Una reliquia ancestral realmente valiosa! —Reclamó en repuesta aquel sujeto barbudo que sostenía el cuello de la camisa contraria con una de sus manos, con la otra la ya mencionada muñeca.

El castaño había presenciado la escena desde el principio. Después de todo iba caminando tranquilamente cuando lo distrajo el aura colorida que poseía el albino de ojos brillantes. Había presenciado muchas cosas en su vida, pero nunca un brillo espiritual tan vivaz, por lo que absorto lo siguió con la mirada. Fue entonces que sucedió sucedió accidente. El joven había cruzado la calle casi corriendo, obviamente sin prestar atención, –parte su culpa por el peso de su mirada– lo que provocó chocará con un tipo tres veces más grande que él y haciendo a éste arrojar el jarrón que transportaba en sus manos al suelo. Después de todo, ¿Quién caminaba tan descuidadamente por la calle con una valiosa reliquia familiar ancestral? Sabía por experiencia que ese desagradable sujeto probablemente era un estafador de la ciudad y cualquier persona ya acostumbrada a vivir allí sabría como lidiar con la situación, dado que el chico aún no lo había hecho intuía era un forastero.

Un forastero en la Tierra Ausente.

Le sonaba a una horrible broma si lo analizaba, casi provocandole ganas de echarse reír, ya que, no había forasteros en las tierras de nadie desde el sometimiento del Imperio. Era casi un chiste perverso considerar que algún mortal tendría el valor de cruzar las fronteras hacía allí.

Tabú. (Soukoku, BSD)Where stories live. Discover now