11화

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Sus padres no le dejaron porque fueran jóvenes, sino que técnicamente jamás le quisieron. Él era un jugador de fútbol americano dentro de la Universidad en Seoul y ella una porrista donde mismo; fueron un estúpido cliché, así que terminaron acostándose en una fiesta del equipo. Por mala fortuna, y por malos cálculos, terminó embarazada. Y como es de esperarse, su vida se fue en picada; discutían cada noche antes de irse a dormir reclamando sus vidas arruinadas por un desliz, nadie aceptaría la culpa y él tampoco era muy bueno controlándose así mismo. Así que la golpeaba, es lo único que Jungkook sabe porque recuerda marcas purpúreas sobre la pálida piel de aquella mujer. Él usualmente no le prestaban atención, cada quien dentro de sus actividades individuales; había días donde incluso olvidaban alimentarlo porque le dejaban en una alcoba aislada hasta que comenzaba a llorar.

       "Con una mierda, Kookie. Debes comer, estúpido mocoso"  decía su madre en medio de vagos intentos por darle papilla o vegetales, y él reconocería la esencia del alcohol emanando del aliento de aquella ebria. "Eres un estúpido bebé chillón, Kookie. ¿Qué te cuesta callarte un poco?" decía antes de darle una torpe bofetada, agotada de sus incesantes llantos; su padre no era mucho mejor, bueno, lo era cuando le ignoraba. Aunque en el peor de los casos, le insultaba o miraba con desdén; Jungkook no recuerda mucho, pero tiene memoria de un par de gélidos orbes ébanos. Ambos odiaban tener que cuidarle, era peor forme crecía porque eso significaba escucharle hablar; por lo tanto, constantes regaños aunados a un vomitivo 'Kookie' eran el pan de cada día. Él no lo recuerda, pero tiene esa ácida sensación cuando alguien alza la voz más de lo necesario; en el momento que escucha desorden o demasiados ruidos como para diferenciar. Es peor cuando alguien tenía la osadía de decirle Kookie, porque en un segundo sentía náuseas en la boca del estómago; razón porque Woohyun comenzó a decirle Kookoo.

       Un pitido en los oídos le traen de regreso a la vida, una cegadora luz blanca consigue aturdirle durante un par de minutos; su primer instinto es incorporarse, pero alguien se lo impide. Para su fortuna, es Jimin.

      ㅡHey, tranquilo... Recuéstate ㅡpide con dulzura acomodando sus rebeldes hebras oscuras.

     ㅡMierda, ¿qué pasó? ㅡno sabe si quiere escucharlo, despertar con jaqueca y mareos nunca es buena señal.

     ㅡAlguien apareció, gracias a esa chica de quinto; la golpeó enfrente de todos ㅡescucha aquello último con gran pesar, seguro está en graves problemas.

     Fabuloso, ahora también agrede chicas. ㅡJoder ㅡse cubre los ojos con el antebrazo, más tranquilo de verse únicamente en la enfermería del colegio.

     ㅡ¿Ya despertó? ㅡescucha la intromisión de otro par, sabe bien de quienes se trata.

     Presiona los párpados con fuerza, desea desaparecer. ㅡLo acaba de hacer ㅡmurmura Jimin, sin soltar la mano libre del azabache.

     ㅡ ¿Jungkook? ㅡen otro momento, la aterciopelada voz de Taehyung llamándole podría ser sanadora; pero ahora...

    ㅡ¿Llamaste a mis papás? ㅡen ningún momento descubre su rostro, teme que pequeñas lágrimas de frustración escapen de sus ojos.

    ㅡAún no.

    Respira aliviado. ㅡNo los llames ㅡahora sí que le mira, a Jimin y al otro par; ambos tan preocupados como su propio amigo. ㅡEstoy bien, sólo demasiado estrés. No es la gran cosa.

     Taehyung niega con suavidad atreviéndose a acercarse un par de pasos. ㅡ¿Recuerdas lo que sucedió? ㅡsus preocupados orbes consiguen aturdir más al menor.

     ㅡGolpeé a esa chica ㅡno suena arrepentido en lo más mínimo, sólo Buda sabe cuantas noches pensará en ello; incluso si no lo recuerda.

     ㅡ¿Sabes por qué?

Estrella FugazWhere stories live. Discover now