Epilógo: Scarlet

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Era diez de enero y Mew volteó a ver a su pareja inseguro.

—¿De verdad quieres hacer esto?, no es necesario que vayamos.

Gulf suspiró por milésima vez antes de contestarle.

—Ya lo hablamos, además ayer llamaste a tus padres y Alexander quiere conocer a sus abuelos paternos.

—Pero...

—Mew, sé que no quieres ir pero creo que es momento que te reconcilies con tu madre, además aún tenemos la opción de echarlos si las cosas se ponen feas, hazlo por mí y por Alex, ¿sí?

El alfa suspiró resignado y encendió el auto para después alejarse de Waanjai. El alfa condujo hasta la central de autobuses, se suponía que irían a recoger a sus padres y cuando llegó faltaban un par de minutos para su llegada. Esperó pacientemente y pronto pudo divisar la silueta de su padre el cual caminaba al lado de su madre.

Los tres se dieron un corto saludo y luego subieron al auto, en el viaje, la madre de Mew habló.

—Así que al final terminaste con ese omega.

Mew respiró profundamente intentando no molestarse.

—Sí, lo amo y tenemos un hijo, nada podrá separarme ya de él.

La mujer se cruzó de brazos y ya no comentó nada al respecto, cosa que agradeció el conductor. Cuando llegaron a la cafetería, la mujer aún parecía reacia a entrar hasta que la puerta fue abierta y por ella se asomó una copia idéntica de Mew solo que en pequeño.

—Papá, ¿son ellos?

La voz dulce del niño se escuchó haciendo que el alfa mayor sonriese para luego voltear a ver a su propio hijo. Si no estuviera seguro de que Mew ya era un adulto, él mismo podría haber pensado que su hijo estaba ahí.

—Sí, Alex, te presentó a tus abuelos.

Alexander sonrió y educadamente los saludó antes de invitarlos a pasar a la cafetería que estaba adornada con serpentinas y globos.

—¿Sabes dónde está tu papi, Alexander?

El niño asintió.

—Papi está en la cocina.

—Muy bien, espera aquí con tus abuelos, volveré en unos instantes.

El niño asintió obedientemente y volteó a ver a la mujer de aspecto atemorizante, los dos se quedaron viendo fijamente hasta que Alex le sonrió.

—Abuela, ¿quieres ver mis juguetes?

La mujer mayor quiso rechazar al niño pero su esposo la hizo aceptar aquella manita extendida.

—Vamos, Boom, sé amable con el niño.

La mujer suspiró y asintió para después tomar la manita que la guiaría hasta una mesa pequeña, alejada de todo.

El padre de Mew los siguió y se sentó a jugar con el pequeño.

Para cuando Mew y Gulf salieron de la cocina, los dos se encontraron con una imagen que fue digna de fotografía, la madre de Mew se encontraba sonriendo y jugando con el pequeño Alexander mientras usaba un pequeño gorro de princesa perteneciente a Nozomi.

—Dime que tienes tu teléfono cerca. —Dijo Gulf y Mew asintió pasándoselo al omega el cual no tardó en abrir la aplicación de la cámara y tomar una foto.

—No creí que vería a mi madre de nuevo así.

—Entonces ¿qué esperamos?, unámonos a ellos.

Hold Me TightWhere stories live. Discover now