Capítulo 4

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Lia y Yuna caminaban despreocupadas, admirando los cerezos que comenzaban a llenarlo todo de rosa. Los pokémon de ambas iban fuera de sus pokéball junto al Emolga, que todavía las acompañaba.

—Tenemos que tomarnos fotos junto a los cerezos, Voiblu —propuso Lia con emoción, a lo que el Swablú asintió con alegría.

—¡Mira, Jisusu! Esta flor es monísima <3. Déjame que te la ponga en el pelo.

Yuna tomó la flor con mucho cuidado y, antes de que Lia pudiese darse cuenta, se la colocó con suavidad en el pelo.

Yuna tomó la flor con mucho cuidado y, antes de que Lia pudiese darse cuenta, se la colocó con suavidad en el pelo

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—Que guapa estás —exclamó Yuna—. Ya estás perfecta para la foto.

—¿Sí? Entonces vamos a ponernos delante de esos cerezos. Ven, Voiblu.

Sin embargo, el Swablú hizo caso omiso a su entrenadora, simplemente se quedó quieto en el sitio.

—Voiblu, ¿pasa algo? ¿Te encuentras bien? —preguntó Lia, preocupada por él.

—¡Swa~!

Se empezó a escuchar pokemon piando, junto a un fuerte golpe. El Swablú voló a toda velocidad en dirección al estruendo.

—¡Espera, Voiblu! —gritó confundida—. ¡Yuna, rápido, tenemos que ir tras ella! Si le llega a pasar cualquier cosa por mi culpa no me lo podría perdonar.

—Vamos, Sindu, Emoemo. Id tras él y no dejéis que se separe mucho de nosotras o que le perdamos la pista.

Salieron corriendo y se internaron en la arboleda, tras el Swablú, que no parecía atender a razones. El Swablú no se detuvo hasta que llegó a un claro entre los árboles, en el cual entró. Detrás de él entraron el Emolga y, poco después, las chicas y el Surskit.

—¡Oh, no! —gritó Lia aterrorizada nada más ver lo que estaba pasando allí.

Allí había un hombre y una mujer que se encontraban atacando un nido de Swablú. Los Altaria intentaban proteger a las crías, pero los dos misteriosos uniformados les lanzaban redes, atrapándolos.

 Los Altaria intentaban proteger a las crías, pero los dos misteriosos uniformados les lanzaban redes, atrapándolos

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—¡¿Pero de qué van?! —gritó Yuna enfurecida— ¿Tenemos que defender a esos pobres pokémon!

Lia tiró de ella hacia unos arbustos para que se escondiesen, a la vez que le hacía una seña para que guardara silencio.

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