El sol comenzaba a despuntar sobre las casas de Villa Reposo cuando una animada melodía en el cuarto que habían alquilado Lia y Yuna.
—Yuna... apaga eso —pidió Lia con voz ronca y apagada.
—¡Hora de una carrerita mañanera! Hoy hace un día magnífico, ¿quieres venir :D? —preguntó Yuna entusiasmada, saliendo de la cama de un salto.
—Por favor, quiero dormir... Apaga esa cosa demoniaca...
—Bien, pero la próxima vez te vienes conmigo, siempre duermes hasta muy tarde —aceptó apagando la alarma.
Yuna se vistió con rapidez, tomó sus cosas y salió en compañía de sus pokémon.
Por su parte, Lia se quedó un rato más dando vueltas en la cama, hasta que decidió salir finalmente. Se dió una ducha y, trás esto, se puso un bonito vestido.
—Vamos Voiblú, tú también necesitas asearte, bonita —despertó a su pokémon con suavidad.
Lia lo cepilló y perfumó y, mientras hacía esto, comenzó a tararear una melodía, a la que Swablú se unió.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
-----
En la misma ciudad, en un albergue para entrenadores, Yeji dormía a pierna suelta hasta que el sonido de su pokegear la despertó. Alargó el brazo con hastío y colgó a tientas, dándose la vuelta para seguir durmiendo. Sin embargo, volvió a sonar otra llamada segundos después.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
—¿Qué? —contestó la llamada molesta.
—Hora de levantarse, lenta. Estoy frente al gimnasio y no pienso esperar a que te dé la gana aparecer por aquí —habló Ryujin desde el otro lado de la línea.
—¡¿Cómo?! ¡De eso nada, no te atrevas a dar un paso más! —colgó la llamada sin esperar respuesta y saltó de la cama.
Se preparó lo más rápido que pudo y salió de la habitación como una exhalación. Recorrió los pasillos corriendo hasta llegar a la puerta, donde se encontró con Ryujin.
—¿Qué haces aquí? ¿Tú no estabas en el gimnasio? —preguntó Yeji confusa.
—Nah, pero era lo único que se me ocurría para sacarte de la cama, eres peor que un Snorlax —bromeó Ryujin en tono pícaro—. De todos modos, ya estás aquí y podemos ir a desayunar.
