Capítulo 8

537 38 0
                                    

Cuando despierto, me siento tan bien como no me había sentido desde hace días. Gandalf nos llamó para desayunar y conocer a nuestro anfitrión, Beorn.

Cuando llegamos a la cocina, cada quien toma un lugar en la mesa. De pronto, llega un hombre muy alto entra a la habitación.

-Les presento a Beorn-dice Gandalf-y te presento a Thorin Escudo de Roble y a su compañía de valientes enanos.

Mientras nos examina con su fría mirada, Beorn prepara el desayuno. Me siento tentada a ofrecer mi ayuda, ya que creo que es lo correcto después de haber irrumpido en su casa sin previo aviso, pero en cierta forma me causa un poco de miedo y mejor alejo esa idea de mi mente.

Comenzamos a comer y me resulta gracioso lo enormes que son los platos y vasos. Podría meter la cabeza entera en ellos.

Me concentro tanto en comer  que apenas y oigo lo que todos dicen. En parte me enojo conmigo misma porque prometí no hacerlo más. Pero es que quiero disfrutar la comida.

Cuando todos acaban, Beorn accede a prestarnos unos ponis, temporalmente. Le damos las gracias y nos retiramos.

Después de cabalgar un rato llegamos a un bosque que se ve un tanto tenebroso. Me parece que es el Bosque Negro.

-Manden de regreso los ponis a su amo-ordena Gandalf mientras se va a inspeccionar. Cuando regresa se prepara para subir a su caballo.

-¿Te irás?-le pregunta.

-No lo haría si no fuera necesario-responde Gandalf.

Mientras cada quien está en sus asuntos, yo me alejo para ver de cerca el bosque que se va tan amenazador, tan peligroso y tan letal.

Una pequeña gota cae sobre mi rostro, miro hacia el cielo y me doy cuenta de que ha empezado a llover.

-¡Grandioso! Esto no podría ser mejor-mascullo.

Cuando Gandalf se ha ido (después de habernos advertido que no perdiéramos el camino y que nos cuidáramos del nocivo aire del bosque), nos internamos en el bosque.

Todo se oscurece, la luz del día queda eclipsada por las ramas gruesas de los árboles que bien podrían pasar por garras, garras que intentan sumergirnos en su oscuridad que va acompañada por aire impregnado por un olor que bien podría ser de encierro, de ausencia del aire fresco que nos mantenía alerta.

Este aire que se respira aquí dentro puede causar alucinaciones, fatiga o quizá locura. No lo sé. Este lugar es peligroso y no confío en nada que esté dentro; porque en cualquier momento eso puede salir y hacernos daño, o cambiar la personalidad de todos. Este lugar me huele a muerte.


Fanfic 1: Un viaje especialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora