Capítulo 41. Poniendo cara a los fantasmas

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Hola! Mil perdones por la tardanza, pero voy de cabeza con el curso y tengo el tiempo justo para respirar y escribir. Intentaré que el próximo capítulo no se haga tanto de rogar y que compense la brevedad de este. Mil gracias por leer, por los comentarios y por la paciencia!!! 


No eran capaces de determinar el tiempo que llevaban allí. Habían terminado por sentarse en el suelo, apoyadas en la pared en la que minutos antes Natalia había estado acorralada por el cuerpo de la ilicitana, mientras permanecían abrazadas en silencio, con Alba refugiada en el hombro de la navarra mientras la morena se dedicaba a dejar suaves caricias en espalda para hacerle saber que estaba allí con ella mientras le concedía su tiempo para desahogarse.

Natalia: ¿Estás mejor? -Preguntó en un susurro, notando como las convulsiones por su llanto parecían haberse frenado-.

Alba: Sí -Contestó quitándose las lágrimas con la manga de su camiseta, algo avergonzada. Sus numeritos en presencia de la cantante estaban empezando a ser demasiado habituales para su gusto-. Lo siento

Natalia: No digas tonterías. Sabes que no hay nada que sentir -Contestó-. ¿Quieres que lo hablemos? 

La ilicitana se incorporó sin contestar a su pregunta, quedando sentada a su lado en el suelo mientras se abrazaba a sus propias piernas y escondiendo la cara en sus rodillas. Al verla la de Pamplona bno tardó en incorporarse también para acomodarse a su lado, mirándola con preocupación sin saber muy bien qué debía hacer o decir en aquel momento.

Natalia: No tenemos que hacerlo si no quieres. Si quieres lo podemos hablar en otro momento, o puedes hablarlo con Sara en la próxima sesión. O incluso...

Alba: No soy capaz de desnudarme delante de nadie -Confesó de pronto, consiguiendo que la navarra se callara de inmediato, sorprendida por aquella declaración que no esperaba-. Desde... desde lo que pasó con David no he vuelto a hacerlo. No puedo. 

Natalia: ¿Por qué? -Preguntó con suavidad-.

Alba: Porque no soy capaz de quitarme de la cabeza todo lo que David me dijo aquel día. Porque tengo grabada en mi cabeza su asquerosa manera de mirarme, el desprecio en sus ojos, sus burlas -Explicó con rabia mientras su mirada permanecía clavada en algún punto de la habitación-. Porque me... Me hizo sentirme como una basura. Me hizo sentirme como una mierda y... y llenarme de complejos e inseguridades. Porque consiguió que me  avergonzase de mí misma, de... de mi cuerpo. 

La ilicitana se encogió de hombros justo después de decir aquello, como si lo que acababa de confesar no tuviese ninguna importancia, como quien hace un comentario desenfadado en una conversación aleatoria de ascensor, como si no acabase de confesar por primera vez en voz alta cuál era el origen y el núcleo de su problema. Y fue precisamente aquella actitud de la rubia lo que más impactó a Natalia. Alba acababa de confesar algo extremadamente duro y, a diferencia de lo que hubiese podido esperar, lo había hecho con una aparente aceptación que habían llegado a ponerle los pelos de punta. Sí, en su voz había rabia contra su ex, pero su manera de hablar denotaba una resignación que incluso dolía. Aquello fue sin duda lo que más enfado le generó, consiguiendo que su mandíbula se tensara hasta llegar a doler y que sus ojos se llenaran de toda la rabia que sentía por aquel ser despreciable al que, aun sin conocerle, odiaba con todas sus fuerzas. 

Natalia: Maldito hijo de puta -Susurró con los puños apretados-. Escúchame bien, Alba -Pidió la morena agarrando el rostro de Alba entre sus manos para que la mirase a los ojos-. La única basura que hay aquí es ese maldito hijo de puta cobarde. ¿Me oyes? -Dijo de manera rotunda, sin perder ni un solo momento aquella seriedad que la ilicitana nunca había visto antes en su rostro-. Él es el único ser despreciable y la única basura en esta historia y el que debería avergonzarse, no tú.

La rabia que sentía era cada vez mayor, tanto como para necesitar cerrar los ojos durante unos segundos en un intento por tranquilizarse. Tenía muchos insultos que dedicarle a aquella escoria a la que con mucho gusto podría haber golpeado en aquel instante, pero sabía que ni era el momento, ni hacerlo serviría de nada. No era momento para eso. No era momento de seguir dándole protagonismo a aquel imbécil y hacer que la ilicitana siguiera recordando su pasado, sino de centrar todos sus esfuerzos en hacerle entender a Alba que nada de lo que su ex le había dicho era cierto. 

Finalmente Alba lo había conseguido... La terapia había dado resultados suficientes como para que la rubia hubiese sido capaz de abrirse por completo ante Natalia después de todo, permitiéndole entender el motivo de su bloqueo e identificar el origen de todos sus miedos e inseguridades, y era en eso en lo que debía centrarse. Aquello suponía sin duda un paso tremandamente importante de cara a la recuperación de Alba y la cantante navarra no iba a desaprovechar bajo ningún concepto. La confesión de la ilicitana era la clave, la pieza que daba sentido a todo el puzzle de emociones que manejaba la ilicitana en su interior y, por tanto, la llave necesaria para su desbloqueo. Después de la confesión de la rubia, Natalia por fin era capaz de poner cara a sus fantasmas y aquello le daba la oportunidad de hacerles frente, de enfrentarse directamente a ellos hasta conseguir que desaparecieran por completo.

Natalia: Alba, sé que ese cabrón te dijo cosas horribles y que te hizo mucho daño, pero nada de lo que te dijo es cierto, ¿vale? -Dijo con seguridad, sin dejar de mirarla a los ojos-. Eres una mujer increíble y hay que ser muy imbécil y estar completamente ciego para no ser capaz de verlo. Eres preciosa -Susurró, y los ojos de la ilicitana se aguaron inmediatamente después de escuchar aquellas palabras, confirmándole a la navarra que había dado justo en el blanco de sus miedos y sus inseguridades-. Eres preciosa -Volvió a repetir, acercándose a dejar un beso breve en sus labios-. Eres una de las mujeres más increíbles que he conocido en toda mi vida Alba, una mujer maravillosa en todos los sentidos y todos los aspectos posibles y te aseguro que no hay ni una sola razón por la que puedas sentirte avergonzada, y mucho menos por tu cuerpo -Continuó con firmeza-.  Eres increíble, Alba Reche -Declaró con los ojos clavados en ella- y te aseguro que si fueras capaz de verte como yo te veo y de sentir todo lo que yo siento cada vez que te miro, todas tus inseguridades desaparecerían de un plumazo, porque eres jodidamente preciosa.

Y ante aquellas palabras y aquella mirada tan honesta y profunda de la cantante, Alba solo pudo lanzarse de nuevo a abrazarla, buscando el refugio que siempre encontraba entre sus brazos. La ilicitana cerró los ojos con fuerza, tratando de retener en su cabeza aquellas palabras de Natalia que actuaban de bálsamo contra sus inseguridades, tratando que las palabras de la navarra fueran capaces de desterrar de una maldita vez de su mente aquellas otras que David se había encargado de grabar a fuego en su cabeza y que tanto daño le habían provocado. 

Continuará.... 


Como habéis podido comprobar este capítulo ha sido muy cortito (demasiado, lo sé), pero hay una razón para ello. Básicamente por el tema de la estructura que yo tengo en mi cabeza de los capítulos y las "tramas" que deben ir en cada uno de ellos. Así que aunque este capítulo se quede algo escaso, tenía que ser así.

Por lo demás, ahora sí que sí os puedo decir que en los siguientes capítulos entramos en la parte "gruesa" de la historia y se vienen capítulos importantes. Buenas noches!


Nuestra mejor canciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora