Era de noche, pero en el lugar donde te encontrabas no tenía sentido del tiempo, solo un ambiente relajante. Estabas en el bar del Mostro Lounge, calmada, observando como Jade te preparaba una taza de café, no era la primera vez haciéndolo, ya que con anterioridad se lo habías pedido, y lo había tomado un poco de sorpresa, porque su especialidad era el té, sin embargo, al estar en hora de trabajo, no podía negar ese tipo de petición, y lo preparó con su sonrisa de siempre.
–Su café, señorita. – puso el café enfrente de ti y observaste el resultado; totalmente negro, el vapor que subía de el era bastante cálido, y el aroma que desprendía resultaba bastante seductor para tu nariz. Diste el primer sorbo, su sabor si que era exquisito, y miraste a Jade, quien no despegaba la vista de ti.
–¿Es de su agrado?– preguntó amablemente.
–Sí. – respondiste con una sonrisa. –Sabe muy bien, pero sabe un poco diferente a las otras veces, ¿Le agregaste algo nuevo?
–Lo de siempre, Café de grano. – respondió, pero tu estabas dormida y habías dejado la taza a medio beber. –Y agregue un poco de somnífero en vez azúcar. – sonrió, mostrando sus afilados dientes. –No se puede dormir a media bebida, my lady. Tendré que castigarla cuando despierte.– La cargó y salió del Mostro Lounge sin ningún problema.
