Harley Quinn y Poison Ivy. Un amor de manicomio

Capítulo 8

Harley

Ya llevábamos dos semanas en la casa de los padres de Jack, todas las noches dormíamos abrazados, aunque en ocasiones él tenía sus arranques de ira, pero su padre se lo llevaba a un lugar misterioso para mí y aun así cada noche volvía a mis brazos. Su madre siempre estuvo dándome consejos de como calmarlo, de cómo ser comprensiva y amarlo con todo mi corazón, siendo sincera Ivy no me ha escrito en estos días notando su desinterés como amiga por mis vacaciones y yo empecé a perder el interés en ella, empezando a enamorarme con unos pequeños detalles que Jack tenia conmigo como lo eran las flores que me llevaba, le encantaba la forma en que cocinaba, adicionalmente ya no me obliga a tener relaciones con el que eso le suma muchos puntos.

Durante las tardes de nuestras vacaciones íbamos al lago que quedaba cerca tomando el sol o jugando en el agua solos o acompañados por sus amigos y sus correspondientes novias que eran bastante chismosas además de hipócritas entre ellas, se notaba la felicidad en su rostro al estar en aquel lugar mientras dejaba besos en sus labios o jugaba con sus amigos. No podía creer que el hombre que me había golpeado tantas veces pudiera tener aquella parte tierna que lo convertía en el novio ideal.

Por otro lado, en las noticias pudimos ver como enjuiciaban al profesor Luthor sobre ataques contra el Estado dándole un par de años en la cárcel, lo que me parecía muy cómico era la forma en como el señor Kent tenía una cara de decepción y como en el momento que se lo llevaban esposado lo abrazaba como si fueran amigos; si el profesor supiera quien es su amigo seguro no estaría en esa posición.

El día de ayer un amigo de Jack se quedó a cenar, sorprendiéndonos a todos dado que era el gran empresario Bruce Wayne, toda la cena se notó cierta obsesión por parte de mi amorcito con ese hombre debido a la forma en como lo mira, como está pendiente del hombre y demás detalles que pocos se dan cuenta. Por otra parte, le agradecí al señor Wayne debido que mis estudios eran pagos por su programa de becas, sin aquello jamás hubiera imaginado entrar a una Universidad tan prestigiosa a estudiar el programa que yo deseaba.

Últimamente noté como Jack tomaba unas pastillas que al leer la descripción pude investigar en mis apuntes que era para controlar la esquizofrenia que sufren ciertas personas en un grado bastante avanzado, no obstante, mientras estuvimos juntos en el pasado nunca lo vi tomando aquella droga y me di cuenta que con aquellas pastillas se convertía en un hombre amoroso, comprensivo, cariñoso, además que no tenía pesadillas nocturnas lo cual nos favorecía a ambas partes.

Hoy nuestro último día de vacaciones pude observar cómo se encontraba ansioso y nervioso de dejar aquel lugar que le producía tanta paz, al estar en nuestra habitación empecé a quitarme el maquillaje mirándolo a través del espejo para preguntar de repente.

"¿Por qué no te quedas Jack? Se nota que eres muy feliz, podríamos llevar nuestra relación a distancia si eso deseas" dije aquello con seguridad para notar esa mirada vacía se dirigía hacia mí para luego acercarse a grandes zancadas a donde estaba sentada para tomarme por el cuello empotrándome en la pared con fuerza.

"Me quieres dejar, eso es lo que deseas para que te deje el camino despejado y te vayas con otro hombre, te seguiré y matare al que se atreva a mirarte siquiera" soltaba un gruñido notando su mirada enfurecida sobre la mía mientras su mano apretaba más mi cuello empezando a quedarme sin aire.

"Por favor....Jack....suéltame" Empecé a golpear la pared con fuerza esperando que me vinieran a rescatar de sus garras y le dieran sus pastillas para que se pueda calmar, de un momento a otro llego su padre con una escopeta en mano y su madre que se escondía detrás del hombre que aquello fue lo último que pude ver dado que me había desmayado.

Cuando desperté se encontraba la madre de Jack a mi lado, estábamos en un taxi sin saber a dónde nos dirigíamos cuando pude divisar el aeropuerto, algo confusa por la situación volteo a verla para notar como estaba llorando desconsoladamente mientras me pasaba un par de tiquetes de ida hacia Seattle. Al llegar al aeropuerto nos sentamos en unas sillas sin pronunciar palabra.