Prólogo

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Sangre Pura.
Yan_skyblue.

Prólogo.

"Transilvania, Valaquia, 1800.

El mundo aún no conocía el poderío de éstas criaturas, el consejo siempre creyó conveniente mantener su raza en las sombras. Los humanos no representaban un peligro ante ellos sobre todo para los de "Sangre Pura", los especímenes más poderosos de su raza, pero como seres estúpidos que eran, sería mejor mantenerlos alejados.

Para perpetuar su existencia sin perder el control sobre su pueblo, el consejo aprueba una boda al año.

La familia de la novia debe presentar una ofrenda en sangre ante el Consejo vampírico para ser aprobada y ésa noche, una de ellas buscaba su ofrenda..."

El niño llora, llora porque su familia fue masacrada, llora porque la sangre de los otros presentes en la casa envuelve su cuerpecito. Esos ojos rojos, rojo vino; esa sonrisa diabólica, esos colmillos, las garras impregnadas del líquido rojizo, su lengua lamiéndolo. La luna roja, luna de sangre, luna hecha para atraer las calamidades, luna que anuncia la desgracia, luna roja de mitos y leyendas que baña la habitación con su luz infernal mientras el niño llora. El sujeto centra su atención en el bebé, sonríe, no había sangre más dulce que ésa.

Se acerca, el tacón de su zapato contra la vieja madera rompe el silencio, el niño mira al verdugo acercarse, deja de llorar y ahora nada más el lento caminar se escucha en la desolación de las penumbras abismales en la habitación pintada en tonalidades de rojo. El sujeto se reclame los labios, esa será una comida que realmente disfrutará, sabía que lo haría. Toma al bebé entre sus brazos y él arruga su carita en un acto de rechazo. Los filosos colmillos palpitantes por la intensidad, los ojos buscan un lugar para inyectar aquel par de agujas.

-Déjalo Artur - dijo la mujer de penetrantes ojos oscuros entrando en la cabaña.

El subordinado trató de negarse, pero ella con su velocidad le arrebató el infante de los brazos ante la mirada atónita del hombre. El bebé observa a la mujer, su pálido y delicado rostro sin expresión, sonrió para ella, quizás creía le salvaría, quizás simplemente reconoció las facciones femeninas y le confundió con su madre.

-My lady- Artur iba a refutar el actuar de su señora, pero la mujer abrió la boca mostrando sus filosos colmillos, sus ojos inyectados en sangre, su maldad. - ... comprendo - se retiró. Si ella quería podría matarle, era parte de la aristocracia vampírica después de todo.

La mujer observa al extrañamente calmado bebé, era tan pequeño e indefenso. Ella jamás podría parir una criaturita tan bonita, al haber nacido siendo vampiro, sus entrañas estaban muertas, jamás podría experimentar ése placer. Sus ojos de rubí se tornaron oscuros nuevamente, le sonrió al bebé. Salió de la cabaña silenciosa pintada en rojo con la criatura en brazos, lo dejaría en algún lugar para que fuera criado.

Algo tan bonito, no merecía morir.

Dejó atrás la masacre que lideraba su hermana Kinga y se internó en el bosque mientra la luna roja, como toda aquella sangre derramada, era único testigo de ése acto de bondad. La cola de su hermosa capa púrpura arrastra las hojas secas en el suelo, camina mientras la criatura de ojos verdes como el bosque en verano le mira intrigado. Pasan los minutos hasta que la mujer logra divisar, entre el matorral una humilde casa. Se acerca sigilosa, deja la criatura envuelta en su capa en la puerta, toca en repetidas ocasiones hasta que escucha personas acercarse; entonces se vuelve humo, trasciende para dejar su forma humanoide y moverse por el lugar como si fuera un espectro. Vuela hasta llegar con la caravana de su hermana mayor, la cual, cabalga cual amazona y blande en su espada la cabeza del líder de la ahora aldea en ruinas. Kinga le ve ceñuda, al ser una vampiro nacida, su hermana posee habilidades que los mordidos como ella pueden nada más imaginar, entre menos sangre humana haya en un cuerpo, más poderoso y habilidoso puede ser, a Kinga no le agrada nada, pero es su hermana, siempre y cuando ella esté vigilada y no comprenda el alcance de sus habilidades, todo estará bien.

-¿Dónde estabas Ruxandra?- pregunta la mayor, debían llevar todos los cadáveres y la sangre recolectada al líder, para consentir la unión con su hijo único, era algo trascendental y su a veces querida hermana no se encontraba por ningún lado.

-Por ahí - contesta restándole importancia al asunto.

La mayor gruñó, pero dejó el asunto, era más importante su futura unión, si Vasile se volvía su compañero, sería imparable, sería la dueña y señora del mundo. Ante esa imagen, todo su mal humor se esfumó. Con un movimiento de su pie, logra golpear a la bestia equina la cual, luego de un relincho, aumenta la velocidad. La caravana de veinticinco vampiros recios sigue a su ama mientras la hermana menor se mueve entre el viento volando veloz a alturas inverosímiles, le encantaba aquella libertad.

Ruxandra no sabía, que al salvar la vida del pequeño, estaba sellando su destino y el de su raza.

Los aldeanos encontraron al bebé envuelto en aquella fina prenda, como buenos cristianos, lo acogieron como suyo, lo bautizaron y desde ése día, su nombre fue Artur Moldovan. Futuro cazador de vampiros.


Esta historia corta contará con 22 capítulos que serán publicados a partir de Martes 2 de Agosto. Se publicarán dos semanales.

:)

Sangre Pura (historia Original Corta) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora