𝟏. 𝑺𝒘𝒆𝒆𝒕 𝑭𝒆𝒕𝒊𝒔𝒉 ||KookV||

Capítulo XIV: My boy

𝑴𝒐𝒓𝒃𝒐
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«No es un hombre y seguramente no es honesto»

Con las llamas del fuego se fueron mis recuerdos sobre el significado de la fraternidad, el calor familiar y el verdadero valor a la vida.

Esa noche, después de crear un incendio forestal, llegué a casa en silencio después de dejar a Jimin en su casa sano y salvo. HeeSok estaba en el quinto sueño y yo me había lanzado en el sofá con los ojos cerrados y con la respiración levemente agitada. Podía escuchar las sirenas en la calle como locas, yendo al lugar donde yo había ido minutos atrás. Suspiré, volviendo a ver el salón iluminado por las flamas de la chimenea. Al lado, en una pequeña mesa estaban las botellas de licor de HeeSok. Me levanté, tomé cuatro botellas, un vaso y subí a mi cuarto. Cerré la puerta y dejé las botellas sobre la cama, me tiré al suelo con la primera en la mano y vaso en la otra. Serví un poco y me lo llevé a los labios.

Ese acto haría hincapié en mi vida, porque cuando empezaba a beber no sabía cuándo parar.

Minutos después de que Jungkook se fuera, para matar el tiempo me puse a contar los diamantes de mi gargantilla mientras pensaba cómo habían conseguido todo ese material para mantenerme cautivo. Me habían secuestrado, claro, debió haber estado organizado incluso antes de que yo fuera un espermatozoide viviendo en el testículo de oro de Kim HeeSok.

Suspiré, perdiéndome en el diamante 120. Maldición, si me iban a tener cautivo hasta que mi culo cobrara vida propia, en lo personal, estaría agradecido de que me dieran un televisor o una consola. Follar cansa, ¿saben? Y no hay nada mejor que después de una larga noche, maratonearme series en Netflix. Por mi culo van a comer y estos miserables que cagan dinero no quieren darme algo para entretenerme, ¿En serio esta era la mafia más temida?

Y volví a suspirar, sentándome en la cama mirando el suelo. La idea de hacerme una paja y usar mi fluido de tinta para escribir en las paredes "Jódanse" Se me hacía prometedora, pero cuando iba a ejecutarse el sonido sordo de la puerta de acero abriéndose me emocionó más. Que me torturaran, follaran o interrogaran no me importaba, sólo quería que me quitaran ese aburrimiento.