Jungkook

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Tengo que calmarme.

No, calmado ya estoy.

Lo que debo hacer es entrar en razón, más bien. Namjoon  está en lo cierto.

Me estoy enamorando de un chico que está en coma. Realmente no es nada sensato. Pero lo cierto es que, cuando lo he visto hace un rato, con los ojos desmesuradamente abiertos, a punto de sufrir esa especie de sobresalto enloquecedor, he reaccionado por puro reflejo.

Por puro reflejo... Me doy miedo a mí mismo, y más cuando un murmullo escapa de mis labios.

-Jimin... No sé casi nada de ti, y sin embargo...

Dejo mis palabras en suspenso. Por una vez, no me dirijo realmente al ocupante del lugar. No siento ninguna necesidad de terminar mi frase en voz alta. El final se perfila por sí solo en mi cabeza.

Entonces me doy cuenta de que debo de parecerme a mi hermano tal como estaba hace diez minutos. El paralelo entre ambos me da un poco de disgusto, pero seguro que tengo la misma mirada perdida que él dirigía al cielo gris a través de la ventana.

Daina se agita en mis brazos, busco un sitio donde depositarla y dejar que se mueva libremente. En ese momento tomo conciencia de todos mis errores de padrino todavía inexperto. He sido muy egoísta al traerla conmigo al hospital. Ni siquiera he pensado en coger una alfombra con juguetes y toda la pesca para que se entretenga. Lo había calculado todo para no tener que coger ni biberón ni pañales, pero no pensé en lo demás. La única posibilidad es dejar a la peque en la cama al lado de Jimin, pero para eso necesitaría algo más de espacio.

Extiendo mi abrigo en el suelo y deposito en él a la bebe mientras le preparo un espacio más agradable al lado del cuerpo inerte. Por un momento me quedo bloqueado. Jimin parece tan apacible comparado con hace un rato... Nada que ver con las mejillas tensas y las manos crispadas de su cuerpo contraído.
Solo hay un aspecto positivo en ese espasmo, aunque pese a todo habría preferido que este no hubiera tenido lugar: he podido ver los ojos de Jimin. Ese azul claro que me ha trastornado tanto como el estado en que se hallaba.

Tras pensarlo un momento, caigo en dónde he visto antes ese matiz de color. En la foto colgada en su puerta. El azul del hielo sobre el que caminaba.

Antes de ver esa foto jamás habría creído que el hielo pudiera ser azul. Para mí, el hielo es blanco o eventualmente transparente si el bloque es lo bastante puro y liso. Por ejemplo, la escarcha del congelador o los cubitos redondos del pub. Mis referencias son bastante escasas. Nadie me había enseñado nunca un hielo azul, aparte de en su versión alimentaria aromatizada, cosa que me había parecido infame.
En esa foto he descubierto lo que nuestro planeta es capaz de hacer. Me ha sorprendido porque, siendo mi campo la ecología, ya he tenido ocasión de hacer algunos trabajos sobre aspectos relacionados con la banquisa y los glaciares. No obstante, dado que no me especialicé en ese campo, la cosa quedó reducida a mis dos primeros cursos como estudiante. Desde entonces me he centrado en otras cosas. Jimin ha logrado que vuelva a plantar los pies en el suelo. O más bien en el hielo.

Suspiro meneando la cabeza. Hace diez días que nuestros caminos se cruzaron, diez días que mi mundo se ha orientado hacia el. No tengo la menor esperanza de volver a ver pronto ese azul que solo es glacial por su color, pero sí de verlo de nuevo algún día. No porque el interno se haya negado a responder a mi pregunta Jimin está destinada a permanecer años en coma. Tal vez no se haya atrevido a decirme que aún tenía para tres meses. Tres meses puede parecer un largo plazo para algunas personas.
En cambio, me ha proporcionado algunos datos nada desdeñables. El puede sobrevivir dos horas sin todos esos chismes electrónicos. La última vez ya comprendí que buena parte de ellos no eran sino sensores varios y variopintos, pero ignoraba que fuera posible desconectarlos todos durante unos instantes.

Sé que estás aquí.~kookmin~Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang