II

617 41 27
                                    


Obitox OC
1.9k

PESADILLA



El entumecimiento que se tragó el lado derecho de su cuerpo fue lo que más lo asusto.
Se deslizo dentro de él y dentro de cada musculo como una bruma siniestra.
Quería hablar, tranquilizar a Kakashi, quien nunca había parecido tan perdido; para consolar a Rin, cuyas lagrimas desbordadas traicionaban la inevitabilidad de su destino.
Pero se atraganto con las palabras antes de que pudieran salir, la sangre burbujeo hacia arriba en lugar de los estímulos con los que quería dejarlas. La muerte era un agente voraz, devorando cada parte de él hasta que se quedó sin nada.
Y la nada era aterradora.

Los latidos furiosos de su corazón disminuían constantemente a un metrónomo, marcando sus últimos momentos. Intento valientemente concentrarse en los rostros de sus camaradas, pero se difuminaron en formas y colores confusos.

No quería morir, todavía tenía muchas cosas que lograr. Se iba a convertir en Hokage, se iba a confesar a Rin. Iba a demostrar a todos que valía algo. Pero ahora... ahora solo era un cadáver destrozado debajo de una roca.
Un héroe, sí, pero no el tipo de héroe que se había imaginado ser.

De repente sus sentidos volvieron a golpearlo con sorprendente claridad. El aliento de Obito se escuchó: podía apretar los dedos de su mano derecha y sentir su palma debajo. Podía sentirlo. Él estaba vivo. No se estaba muriendo. ¿Había sido todo un sueño? Podía ver de nuevo, los colores a su alrededor asaltando sus ojos en una miríada cacofónica. En medio del caos, podía distinguir a una persona familiar. Suave cabellos castaño, amables ojos marrones.

Rin.

Rin... tenía mucho que decirle.

El recuerdo de su "muerte" permaneció en el fondo de su mente; ¿Qué pasa si, al igual que su sueño, nunca tuvo la oportunidad de confesar lo que sentía? Tenía que hacerle saber sus sentimientos mientras tuviera la oportunidad.
Justo cuando las palabras estaban en la punta de su lengua, se detuvo. Algo no estaba bien. Tenía el ceño fruncido, la boca abierta en estado de shock, sin embargo, fueron sus ojos, abiertos por el miedo y aterrorizados, lo que lo puso nervioso. ¿De qué tenía miedo? El corrió hacia ella, alcanzando su mano extendida. Y un rayo atravesó su pecho, su sangre salpicando su camisa y barbilla. Obito oyó el chirrido del Chidori mientras miraba con los ojos muy abiertos de horror. El cuerpo de Rin se contrajo, cayendo sin vida al suelo ante él.

No, ella no.

No se suponía que esto sucediera. Se suponía que debían cuidarla, ¡Se suponía que Kakashi debía protegerla! Obito cayó al suelo sin poder hacer nada, alcanzando la forma arrugada de Rin con manos temblorosas.
La frialdad que se extendía por sus extremidades contrastaba con la bola de ira y desesperación que convergía en su pecho. Pero cuando le dio vuelta al cuerpo, sintió que su corazón se detenía.

Su pecho se contrajo dolorosamente hasta que no pudo respirar.
No era Rin quien se agarraba al pecho.
Fuiste tú. Tu mirada no tenía vida, tu ropa estaba inundada del rojo más oscuro. La sangre se acumulaba en tus pies, cuya fuente provenía del agujero abierto en tu pecho, justo donde se suponía que estaba tu corazón.
Obito se tambaleo hacia adelante en la cama, jadeando fuertemente. Aferrándose a su pecho, jadeó, respirando con sudor frio en su sien. El líquido pinchó las esquinas de sus ojos y se los froto furiosamente, sus manos se volvieron temblorosas. Destellos de su sueño pasaron por su mente como imágenes secundarias, pero la visión de tu cadáver se quemó en el fondo de su mirar.

La cabeza de Obito se giró hacia tu forma, recordando de repente que estabas allí. Y en el estado de pánico de Obito, te veías inquietantemente quieta. Se le corto la respiración.

MÁSCARA | UCHIHA OBITODonde viven las historias. Descúbrelo ahora