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Paul estaba con su amigo el cerdito Ringo hablando.

—La verdad esque sí, Rings. Ese nuevo cerdo es muy bonito, además es muy tierno, me trajo una rosa que obviamente rechacé, tu sabes que sí alguien me quiere Ringo, tiene que demostrarmelo y luchar por mi.

—Sí fuera así ya estuvieras con Klaus o con Jane.

—No, Rings, no es lo mismo. Cada día vienen a decirme lo lindo y gordito que soy, pero nunca me dicen cosas tan simples como "tienes bonito carácter"

—Pero si los tratas de la puercada.

—Esque de eso se trata, tienen que luchar para ver mi carácter y conocerme de una manera en la que no sea superficial. Tu siempre escuchas que Klaus me dice que hariamos bonita pareja y Jane me dice que los cerditos lindos deberían estar juntos. Es igual con todos, nadie espera tener algo bonito y sincero conmigo, solo me buscan porque soy hermoso y quieren presumir que me conquistaron o algo así.

—Aunque eso último sonó muy egocéntrico, entiendo tu punto. ¿Crees que el cerdito nuevo sea sincero?

—No lo sé, pero no se acercó a mi como lo hace Klaus o Jane creyéndose el dueño del mundo, él se me acercó tímido y dulce, qué lindo es.

—Hablando del rey de puercolandia, mira quién viene.

—¿John? —buscó emocionado —Agh, es Klaus otra vez fastidiandome el día y la vida.

—Paul, hermoso, ¿cómo está hoy el que me hace lucir más hermoso?. Si estuvieramos juntos irradiariamos belleza.

—Lastima que nunca estaremos juntos, qué pena — le sacó la lengua.

—¿Por qué me rechazase siempre, Paul?, ¿no te cansas?

—No, aparte me da risa, por eso siempre lo hago.

—Deberías rendirte, Klaus, además a Paul le interesa un cerdo mucho más decente y guapo que tu.

—¡¿Qué?!, ¡dime quién es!

Ringo movió su cabeza en negación.

—No te diré nada, Klaus.

—Si no me dices voy a golpearte tan fuerte que...

—Tu tocas a Ringo y te las verás conmigo.

Paul no era de esos cerditos que peleaban, de echo nunca en su vida había peleado, pero Klaus obedecía todo lo que Paul dijera, las razones son obvias, Paul además de amigos, tiene muchos pretendientes que son más grandes que Klaus y que podrían matarlo de un golpe.

—Está bien, Paul. Ya me voy.

Y así Klaus se fue, dejando a Paul solo con Ringo y Jane, quien terrorificamente apareció de la nada.

—¡Hola, Paulie! —saludó la cerdita Jane.

—Hola... —respondió Paul incómodo.

—¿Cómo estás ésta mañana?, te ves más lindo de lo normal.

—Bien, Jane... Oye, ¿no tienes nada más que hacer?

—No, solo verte y contemplarte a ti.

—Deberías conocer a otros cerdos, hay algunos muy lindos por aquí.

—No, no, no, no, yo solo quiero estar contigo toda mi vida, aún así no me hagas caso, además siempre me la paso contigo, por lo que no conozco a más cerditos.

—Deberías hacerte una amiga... Ya sabes, para hacer cosas de cerditas...

—No sabía que hay más cerditas de mi edad en la granja, pero de cualquier manera solo me interesas tu.

—Agh, está bien.

—Eres algo irritante, Jane —habló Ringo.

—Oh, Hola, Ringo, no sabía que estabas aquí.

Ringo rodó los ojos.

—Una de las cosas que más disfrutó hacer es no escuchar la voz aguda e irritante de Jane, así que yo me voy con los hijos del granjero.

—Ringo no me dejes solo con ella...

—Muy tarde, amigo, los hijos del granjero ya me vieron y me están llamando.

"¡Ven aquí, Ringuito bonito!"

"¡Donde está el cerdito más lindo del mundo!"

Se escuchaba decir a los niños y un felíz y tierno "¡Oing, oing!" De Ringo.

—Qué bueno Ringo se fue, así podemos estar solos tu y yo —habló Jane una vez más.

Pero, para la suerte de Paul, a lo lejos se veía a un John viniendo hacía él con una manzana en la boca.

No, no es lo que se imaginan, de echo John le estaba llevando a Paul una manzana.

—...Y me gusta el rosita de tu piel, tus ojos, tus pezuñas, tus dientes y...

Paul dejó de escuchar a Jane para concentrarse en John.

—Hola, Paul... Te guardé una manzana de mi almuerzo y te la traje.

El cerdito Paul no pudo estar más enternecido, nadie nunca le había guardado comida.

Piggies || McLennon ||Where stories live. Discover now