Capítulo 8

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Candy se dirigió a la mansión Ardlay después de terminar su turno en la Clínica Feliz, estaba orgullosa de si misma por haberle rebajado el whisky al doctor Martin, de alguna forma tenía que hacer para ayudarle con su vicio; ella sabía que era un excelente médico, pero su alcoholismo le hacía difícil el avanzar y el cumplir con todo su potencial, y ella como enfermera se sentía con la obligación de ayudarle a recuperarse. Candy consideraba que el alcoholismo era después de todo, también una enfermedad.

En la mansión Ardlay sin Candy saberlo, Eliza ofrecía una pequeña reunión para sus amistades más cercanas, las chicas tomaban el té y Eliza las presentaba con su hermano, esperando que alguna de ellas lo cautivara. Neal sin embargo estaba más que aburrido entre pláticas de ópera, pintura, bordado y solo pensaba en Candy... cuando de repente, a través del ventanal que daba al exterior la vio paseando por el jardín.

Candy apenas había llegado y ya estaba perdida tratando de encontrar algún rastro de Archie, Annie y Patty...

ー¿En dónde se habrán metido?... estoy segura que era hoy cuando quedamos de vernos. ¡Hace tanto que no los veo, tal vez tengan noticias de Stair!

ー¡Ey Candy!, ¿me estabas buscando?

ー¡Neal... no vine aquí a verte a ti!

ーVaya, no tienes por qué negarlo, no seas tímida... yo también tenía ganas de verte...

ー¿Por qué no mejor me desaparezco, eh?

ーNo es necesario que huyas de mi Candy, ¿sabes? podría conseguirte un muy buen trabajo...  ーle dijo mientras le tomaba la mano y se acercaba peligrosamente a su cara.

ー¡No gracias, ya tengo uno!

Le contestó ella zafándose de su agarre y dando media vuelta se marchó a seguir buscando a sus amigos. Neal se había quedado paralizado, ¿cómo que ya tenía un trabajo?, él contaba con que ella vendría a rogarle que la ayudara y las cosas no le habían salido como quería.

Después de haberse topado con Neal y por si fuera poco también con Eliza, quien le reclamó que era ella quien acosaba a su hermano, por fin pudo divisar las figuras de sus tres amigos cerca del lago y al instante se relajó. Cómo hubiera querido que Albert estuviera acompañándola, no solo se hubiera evitado el acoso de Neal y Eliza, sino que juntos hubieran podido disfrutar de los hermosos jardines de la mansión, ¡estaba segura de que le hubiera encantado el lago!

Pero ¿qué le dirían a sus amigos? ¿qué era realmente lo que estaba pasando entre ellos, habría cambiado en algo su relación o seguirían siendo solo amigos que se habían besado?, de solo pensarlo se sonrojaba.

Con Terry había sido diferente, a pesar de que él también la había besado, ese había sido un beso forzado que ella nunca pidió y aún así, nunca lo había olvidado; a final de cuentas era el primer beso que alguien le daba. Sin embargo, aunque aquel día Terry había sido muy rudo con ella, obligándola no solo al besarla sino también a olvidar a Anthony, su relación de amistad no había cambiado en lo absoluto. Para entonces Candy apenas empezaba a gustar de Terry, es más, tal vez fue a través de ese beso que ella se fijó más en él y a pesar de saber con el tiempo que ella ocupaba un lugar especial en su corazón y él en el de ella, su correspondencia y sus encuentros no habían sido lo que se podría considerar como románticos... nunca habían hablado sobre sentimientos, siempre habían sido indirectas y juegos y ya no había habido más besos. Había esperado que las cosas cambiaran cuando ella fue a visitarlo a Nueva York y sí lo habían hecho, pero para mal, la relación terminó antes de siquiera haber empezado realmente.

Albert había sido su amigo por tantos años, ella siempre corría a sus brazos cuando lo necesitaba, a Albert lo había abrazado muchas más veces que a nadie más y a pesar de que sí tenían momentos de juego y risas, sus pláticas siempre habían sido más serias... ¿pero ahora eso, qué podía esperar de lo que había pasado?... No sabía la edad de Albert pero de seguro no era un jovencito como ella, Albert era un hombre maduro y aún con amnesia tenía bien definidos sus principios; si había correspondido su beso posiblemente tomaría las cosas más "en serio" que como había sido con Terry.

Siempre te esperéМесто, где живут истории. Откройте их для себя