{Capítulo 55} Parte I

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Volvió a refugiarse nuevamente detrás de la pared. El pecho le subía y bajaba con rapidez. Tomo el arma que aferraba a sus manos como un tesoro preciado y contó las balas que aún le quedaban.

Tres. Tres balas que tenía para utilizar contra Marcus y  Fred.

<<No puedo hacerlo, es imposible>>

— ¡¿Te vas a esconder todo el día?! ¡¿Acaso no piensas dar pelea?! — La voz de Marcus hizo eco en sus oídos—. ¿Piensas dejar que esta m*erda nos caiga encima en vez de acabar conmigo y poder salir con vida? Eres patética como cualquier mujer. Debía de suponerlo, siempre fuiste el perro faldero de Matt.

<< Tal vez sí puedo meterle una bala en la cabeza>>

Se coloco de pie y salió de su escondite, su mano sostenía firmemente el arma, y en cuanto Marcus apareció en su panorámica no dudo ni en segundo en apuntarle.

— Así me gusta. Que demuestre tener agallas para luchar.

Beca: Nunca fui el perrito faldero de Matt, pero si aprendí algo de él fue a pelear… Y te aseguro que esto te va a dolor. — Quitó el seguro del arma y solo entonces fue que sintió una punta afilada pinchando su espalda.

— ¿Quieres apostar? — Escuchó la ronca voz de Fred a sus espaldas. Le habían tendido una trampa y ella había caído como las mejores. Si le disparaba a Marcus, Fred la atravesaría con lo que sea que tuviera. Si intentaba detener a Fred, Marcus le dispararía.

Ahora sí estaba entre la espada y la pared. No tenía escapatoria.

Un brillo se venía a cercando por el pasillo. El fuego avanzaba con rapidez y en pocos segundos llegaría a donde se encontraban. Si no moría por culpa de Marcus o Fred, el fuego lo haría por ellos.

Sus ojos se concentraron en el piso en donde una grieta se iba abriendo paso. Sus ojos se llenaron de lágrimas, apretó la mandíbula con fuerza para evitar llorar en un momento como ese. Respiró profundo y sus ojos se desviaron para encontrarse con los de Marcus.

Beca: Apuesto a que sí.

El rostro de confusión de Marcus la hizo sonreír por dentro. Dejó de apuntarle con el arma y apuntó la misma hacia la grieta en el piso. Disparó tres veces y de inmediato la grieta se hizo más grande, el piso a sus pies comenzó a temblar y en cuestión de segundos los tres cayeron a las llamas del sótano.

El dolor en su pierna era insoportable de sobrellevar. Estaba perdiendo mucha sangre y ya estaba comenzando a experimentar algunos síntomas. Perdía fuerza con rapidez y ya no podía golpear a Danielle de la misma forma que antes, ahora era ella la que tenía ventaja… en cierta forma.

Danielle se retorcía de dolor en un rincón después de que _______ la  apuñalara con un pedazo afilado de madera en el brazo. Hubiese preferido haberlo hecho en el estómago pero estaba cansada de recibir puñetazos y los brazos era lo que tenía a mano.

La madera se había quebrado por lo que la punta afilado aun seguía incrustada en el brazo de la joven, y por más que quisiera no podía quitárselo, necesitaría de ayuda para hacerlo.

Mientras Danielle gritaba de dolor, ______ intentó arrastrarse en dirección a una puerta. La mayoría estaba cerrada con seguro pero eso no le importaba, solo necesitaba algo de que sostenerse para poder ponerse de pie, y el pestillo de metal era ideal para la ocasión. El único problema era que ya no podía más, estaba demasiado cansada y se dejó caer a un par de metros de la puerta. Se colocó boca arriba e intentó regularizar su respiración pero le fue imposible, estaba sumamente agitada.

MANIPULADO | Libro #2Where stories live. Discover now