las almas condenadas juegan a la muerte

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Ya tenía anudada la soga 

desde que se la anudaron a él,

y ya estaba un poco muerta

desde que lo mataron a él.

Quería seguirlo,

quería ser libre.

Y si no puedes volar

hacia la libertad,

sólo puedes morir por ella.

Así que pateó el banquillo de madera

y sus pies colgaron y bailaron en el aire,

mientras su cuerpo se estremecía

en la última danza mortal.

The hanging treeWhere stories live. Discover now