Y en la oscuridad se despertó,
rodeada del olor de las amapolas
y llena de una tristeza que pensó abandonar con su vida.
No había nada.
No había luz
ni oscuridad.
No había día
o noche.
No había nada,
mas ella.
Y lo escuchó, llamándola, como tantas otras veces.
Y se lanzó a una corrida en la oscuridad
para ir a buscarlo.
Porque no era el final,
ese sólo era el principio.
Y ellos nunca volverían a estar solos
o a ser desconocidos.
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The hanging tree
PoetryDecían que había algo extraño en el árbol del ahorcado. Quizás lo extraño es el amor, llamándote para unirte a su baile mortal.