CAP XV

322 28 9
                                    

Su sonrisa se amplió en cuanto la pelirroja dejó su plato enfrente suyo. La comida que había preparado, olía especialmente bien y el aroma, inundaba cada rincón del comedor. Siempre había tenido muy buena mano con la cocina y ahora que podía volver a probarla, no sabía hasta cuanto la había echado de menos.

“Muchas gracias.” Dijo acercando su nariz al plato.

La científica sonrió ante ese gesto y le sirvió el otro plato a Zoe antes de sentarse en la mesa.

“¡Que aproveche!” Dijo la niña con entusiasmo mientras alzaba el tenedor con una sonrisa pegada en la cara. Siempre tenía energía para ofrecer.

Kudo estuvo mucho más callado esta comida. Le daba miedo decir algo inapropiado o indebido después de todo lo que le había explicado la pelirroja ese mismo mediodía. No sabía que hacer para intentar mejorar la fría relación que había quedado entre ellos.

“Está todo muy bueno.” Dijo un poco tímido.

“Gracias.” Contestó ella sin mirarle fijamente, mientras se concentraba en cuidar que Zoe comiese más y no tirase la comida.

Zoe no dejó que el ambiente se silenciase por mucho tiempo, siempre dedicaba la cena para explicar sus historias del colegio y la sonrisa se su madre, le decía cómo disfrutaba de escucharlas.

No se la hubiese imaginado nunca de esta manera, cuidando y mirando con tanto amor a esa niña que estaba sentada a su lado. Parecía que cuando estaba con ella, sus penas no existían e incluso la tristeza podía disminuir en sus ojos.

¿Cómo habría sido todo si él hubiese dejado su vida para empezar una con ella? ¿Hubiese acabado formado una familia también con ella?

No podía parar de preguntárselo. Le sorprendía que Shiho hubiese sido madre primero antes que ellos. Siempre decía que no quería serlo, que era un papel muy grande y una responsabilidad muy dura que no quería mantener. Y ahí estaba con Zoe, mientras por otro lado, Ran llevaba un año detrás suyo insistiendo en querer iniciar su etapa cómo madre.

Le había evitado el tema a su mujer las últimas veces que se lo había sacado. Él sentía que ambos tenían demasiado trabajo cómo para poder ocuparse cien por cien a una criatura, aún eran jóvenes y podían esperar un par de años antes de empezar a pensar cualquier cosa. Ran insistía, pero el seguía diciendo que no tenían prisa ninguna.

Era una sensación extraña estar rodeado de madre e hija de la manera en que lo hacía. Poder ver ese lado maternal de Shiho, le llenaba de calidez sin saber ni siquiera por que. No se cansaba de contemplarla a cada caricia o beso que compartían.

Shiho no tardó en acostar a su hija. Volvió poco después con la cara cansada y tapándose un bostezo con la palma de la mano. Se sentó a su lado y le miró un poco curiosa.

“¿Querías hablar de algo en particular?” Le preguntó ella ahora que ya se encontraban solos.

“No…Sólo quería hablar. Hace mucho tiempo que no nos vemos.” Le contestó. Por él, se quedaría toda la noche en ese sofá hablando con ella. La quería cerca de nuevo.

“¿Cómo está Ran?” Le preguntó Shiho desviando la mirada.

Habían temas que seguían separándoles e incomodándoles.

“Bien, está bien. Se sigue quejando diariamente de que paso demasiado tiempo en el trabajo, pero por lo demás, bien.” Le contestó con sinceridad.

“Me alegro.” Dijo ella con un tono bajo.

“¿Tú cómo estás?” Le preguntó el detective clavando su mirada en sus ojos.

Amar en silencioWhere stories live. Discover now