𝗗𝗲𝘀𝘁𝗿𝗼𝘆𝗲𝗱| "Solo los debiles deben morir"
Andrea García es la chica nueva que todos conocen.
Iván Noiret el único al que ella conoce.
Los dos investigan los secretos de su internado, lo que lleva a que su grupo cada vez reduzca más.
Nadie e...
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Durante el puente que habíamos tenido en el internado, había visitado 3 psicólogos distintos. No hablé con ninguno, así que mi madre dio de sí y decidió dejarlo.
Cuando llegué al internado, fui directa al despacho de Elsa, ya que necesitaba pedirle perdón en condiciones por todo lo que había dicho y hecho.
Toqué la puerta y no tardó más que un par de segundos en abrir. Se quedó sorprendido al verme, ya que se suponía que iba a estar ausentes unos meses por la terapia. No quise cumplir ese tiempo de recuperación, ya que no había otra cosa que quisiera más que volver a la normalidad.
Las últimas semanas, los reporteros no me habían dejado tranquila ni un segundo. Daba igual a donde fuera, siempre estaban allí, al menos en el internado no iban a molestarme.
—Hola —la saludé y ella me devolvió el saludo.
—Hola, Andrea, me alegro de verte.
—¿Podemos hablar? —le pregunté y enseguida se apartó de la puerta para que pudiera entrar—. Lo siento muchísimo, Elsa —me disculpé de corazón.
—Yo también, siento no haberme dado cuenta —se disculpó ella.
—No, no debí haberme comportado así, debería haberte dicho lo que estaba sucediendo, pero no quería que ese cabrón le hiciera daño a mi madre y mucho menos que se hiciera público. Pero, como puedes ver, no me ha ido muy bien —mascullé mientras me limpiaba una lágrima de la cara.
—No te preocupes, Andrea, está todo olvidado —me aseguró, por lo que le dediqué una sonrisa—. Anda, vete a ponerte el uniforme —me ordenó y asentí con la cabeza antes de salir del despacho.
Empecé a caminar hasta mi habitación , ya que no podía esperar para ver a las chicas, pero me detuve cuando pasé por delante de los baños de los chico y vi a Iván pegando a un chaval. Solté la bolsa que llevaba al hombro y corrí hacia él para apartarlo del chico.
—¡Iván! ¿Qué coño haces? —le pregunté, dándole un empujón para apartarlo del chico, que tenía la nariz ensangrentada.
Él intentó volver a acercarse al chico, así que Marcos me ayudó y, entre los dos, lo sacamos de los baños.
