Prólogo

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A FAVOR FROM HEAVEN

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Prólogo

Los hermanos Winchester eran conocidos por su incansable lucha contra... contra el enemigo en turno, demonios, caballeros del infierno, brujas, hombres lobo, vampiros, ángeles, la Oscuridad y hasta el mismísimo Dios, entre otras criaturas que de momento no tenía caso mencionar.

De su constante conocimiento del mundo sobrenatural y una que otra metida de pata involuntaria (como despertar a Lucifer y sus jinetes del apocalipsis, obtener la marca de Caín y terminar liberando a la hermana de Dios, o provocar la misma ira de Dios), lo que fueron ganando fueron experiencias a veces desagradables y una tras otra, pruebas de lealtad en las que Dean casi siempre sacaba excelente y Sam algunos desaciertos.

Y edad, claro.

Que ahora tenían 36 y 32 respectivamente.

Y la edad, señoras y señores, sí comenzaba a pasarles factura en algunas cuestiones.

Familia incluida.

Y no, señoras y señores, no se refieren a familia con alguna mujer extraña que solo enloquezca a los hermanos.

No, familia, tipo críos que levantan dolor de cabeza desde su concepción, y también una de las mayores alegrías a los que algunas personas aspiran.

Y honestamente no, los Winchester no habían considerado la paternidad antes. Vale, Sam tal vez lo puso en su plan de vida a largo plazo durante su edad rebelde en Stanford y con Jessica como novia. Y aunque Dean había encontrado cierta vena paternalista durante su estancia con Lisa y Ben, paternidad al cien, la han llegado a considerar solo recientemente.

Y no contemplaban la adopción, ni una madre sustituta.

En fin, que llegaremos a eso en unos momentos.

Sigamos con el recuento de los daños, y algunos beneplácitos mayores.

Sobre todo, fueron descubriendo (aunque todos los que les conocían muy bien como Bobby, Kevin, Castiel, entre otras personas cercanas, casi consideradas familia) que el amor que consideraban exclusivo de hermanos y una carga natural que va con el apellido, era mucho más profundo e íntimo. Que los celos de hermano aplicaban, pero se desbordaban más allá del límite filial.

Hasta que aceptaron, con sus debidas preocupaciones, que dicho amor filial hacía años que había mutado por un romance sin precedentes. Vale, ni tanto, que Caín y Abel fueron hijos de Adán y Eva, y ellos eran hermanos, ni más ni menos. Dios los respalda, gracias. O lo haría, sí o sí, que por algo enfrentaron todas esas ridículas pruebas que les puso prácticamente desde toda la vida.

― Entonces, ¿qué es eso que quieren pedir?

Chuck, alias Dios -sí, ese es el alias, que al todopoderoso le encanta ser llamado Chuck, no pregunten motivos porque probablemente ni él sepa, ya saben, caprichoso hasta la médula-, preguntó con tono impaciente, ansioso por escribir una más de sus obras plagadas de egocentrismo puro y destellos de benevolencia.

Los Winchester intercambiaron una mirada, luego aclararon simultáneamente la garganta y el menor sujetó con fuerza la mano del rubio.

― Queremos ser padres. ― Dijo con resolución, y una seriedad que Chuck no tuvo ganas de indagar asaltando su pensamiento con alevosía.

― Ok, y qué, ¿quieren mi bendición acaso?

― No seas idiota. ― Fue turno del mayor de hablar, fulminando a Chuck con la mirada. ― Bueno, más o menos supongo que aplicaría.

A FAVOR FROM HEAVENWhere stories live. Discover now