Depresión - Rubius x Fem!Reader - Karmaland - #PremiosKarmaland2020 - Editando -

Luzu

Omnisiente

Estabas sola en tu casa, la tenue luz de la luna iluminaba tu rostro, estabas despierta pero preferidas fingir estar dormida a pesar de que no había nadie a tu alrededor. Pequeñas finas gotas de agua recorrían el mismo, casi secas, pero notables. Habías estado llorando como todas las noches desde que tú amor no era correspondido, la navaja en tu mesa de luz tenía sangre seca, está era la misma sangre del otro día, cuando descubriste la realidad. Al lado de la misma está tu toalla roja. No habías salido desde ese día.
Habían pasado dos dias y aun no tenías el valor de volver a cortarte, sabías que estaba mal y lo hacías cuánto te sentías aún peor que cuando pensabas que eso estaba mal, solo no pensabas en las consecuencias, solo, lo hacías.
Te levantaste por sentir tu celular vibrar a tu lado, lo encendiste y viste que te había llegado un mensaje de WhatsApp. Al abrirlo viste que era un mensaje de Luzu, tu mejor amigo, no habían intercambiado la palabra desde hace dos días, desde que te rompieron el corazón.

"Oye ¿estás bien honey? No hablamos ni nos vemos desde hace dos días"

"Vi a Ruben con otra chica"

El sabía bien que te gustaba Rubius y que de seguro te sentías mal, pero no sabía que te sentías así de mal.

"Lo lamento ¿Que haces despierta a estas horas?¿Quieres que vaya a visitarte? Ahora mismo no tengo sueño"

(Se que tienes sueño, no tengas lastima) Pensó la joven, pero se lo guardo para ella misma, no quería ser una carga como siempre lo era, además de que ella ni su alrededor se veian exactamente bien.

"Quizás mañana, luego te aviso"

"Está bien, avísame si tienes algún problema"

(Eres demasiado bueno conmigo, no te merezco, no merezco a ninguno de ustedes. Soy inútil, no hago nada bien, no se luchar bien y ustedes siempre hacen todo el trabajo. Ni se porque me contactaron los dioses) pensaste mientras sentias como sus ojos se volvían otra vez rojos y se sentían húmedos al igual que tus mejillas. Pensó en cortase, solo porque si, porque se lo merecía, no pro sentirse mal, pero se resistió, no iba a permitir que se le fuera de las manos, no por ahora.
Apagó su celular, y se acomodó boca arriba, mirando hacia el techo de su habitación. Sus ojos le empezaron a pesar y un bostezo salió de su boca. Empezó a cerrar los ojos, hasta quedarse profundamente dormida.

Al despertar, te decidiste a ordenar el desastre. Primero ordenaste tu cama, para luego agarrar tu navaja y limpiarla cuidadosamente en tu lavavajillas para no cortarte, desiste guardarla otra vez en el baño. En cuanto a tu toalla, la pusiste a lavar junto con otras prendas de su mismo color.
Al terminar de ordenar, te decidiste a tomar un baño, para si quizás tus heridas no sangren demaciado y no desperdicies demasiadas vendas. Tomaste un cambio de ropa y te dirigiste al baño. Te desnudaste y entraste a la ducha. El agua caía sobre tu rostro y se mezclaba con tus lágrimas, que poco a poco empezaban a caer por tus mejillas. La sangre de tus cortes resientes no se notaba, ya estaban cerradas, pero aún así por culpa del agua sangraban un poco, pero se diluía con la misma. Saliste del baño y te pusiste tú ropa, que era un sweter rojo de manga larga para cubrir tus cortes y un jean alto azul verdoso, junto con unas Botas Converse Rojas.
Fuiste a tu habitación y encendiste tu celular, entrando a el chat de tu mejor amigo.

"Estoy libre ahora ¿Y tu?"

Terminaste de escribir y tenías intenciones de apagar tu celular, pero te respondieron. (Que rápido) Pensaste.

"Si, estoy de camino"

Leíste el mensaje, y está vez, si apagaste tu teléfono. Te acostaste en la cama, quieta, a que llegue.
Estuviste tendida hay un rato, hasta que escuchaste unos golpes en tu puerta. Te levantaste y te estiraste un poco, mientras te dirigidas a la entrada de tu hogar. Justificaste por la ventana que sea Luzu, lo cual si, lo era. Tomaste una llave que estaba en la mesa de tu cocina y abriste la puerta, encontrándote con Luzu.

-Hola ¿Cómo estás?- Pregunto Luzu-

-Bien ¿Supongo? No lo sé- Respondiste sabiendo a lo que se referia -solo que, me había ilusionado un poco-El te miro con pena y se le ocurrió una idea-

-¿Quieres ir a el pueblo un rato? Te quiero presentar a alguien- Dijo tratando de subirte un poco los ánimos-

-Claro, no tengo nada mejor que hacer- Aclaraste cerrando la puerta detrás de ti -

-¿Vamos con Chocapic o prefieres ir caminando?- Pregunto -

-Con Chocapic está bien- Respondio tranquila -

Al escuchar esa respuesta, Luzu saco una red, de donde salió su Chocobo. Primero se subió el y luego ayudó a la contraria a subir. Se empezaron a elevar. A un nivel de altura considerable, abrazaste por detrás a tu mejor amigo por seguridad, el no dijo nada ya que lo hacías siempre que te subías a un Chocobo con el. Empezaste a sentir como el viento chocaba con tu piel y tu cabello se desordenaba. En esos momentos te habías olvidado de tus cortes, o de Rubius. Volar en Chocobos te encantaba, ya que te hacía sentir tranquila, que todo lo malo que estaba alrededor se desvanecía.
Pronto volviste a la realidad al notar que el viento ya no chocaba con tu rostro. Habían llegado al pueblo. Luzu se bajó primero, para así poder ayudarte a bajar.
Se dirigieron a al fuente del pueblo, hay esperaba una chica de pelo rubio, buscando con la mirada a una persona. Cuando poso los ojos en ellos, levanto la mano para llamas su atención, lo cual logro.

- ___, ella es Lana, es mi novia- Dijo cuando estaban lo suficientemente cercaa de la chica - Lanita, ella es ___, mi mejor amiga-

-Hola ___, Luzu me a contado mucho de ti- Sonrió feliz al verte -

-Si, el me habló de ti también- Mentiste para no dejar mal a tu amigo enfrente de su enamorada-

Hablaron un rato de temas triviales entre todos hasta que empezó a hacerse tarde, Luzu se fue con Lana ya que le convensiste de no llevarte a tu casa. No querías seguir siendo una molestia.
Cuando ibas camino a tu casa, alguien te llamo por detrás.

-¡Hey ___!- Podrias reconocer esa voz a cualquier distancia -

(Rubius...) Pensaste, mientras sentías como lágrimas amenazaban salir de tus ojos. Aceleraste el paso, fingiendo que no escuchabas su voz, y también, porque no querías morir por culpa de los zombies y esqueletos.

-Debió ser que no me escucho- Se dijo para si mismo el de orejas de oso (Mañana ire a su casa, hace rato no hablo con ella) Pensó, para darse medio vuela y caminar a paso rápido a su hogar, pues tampoco quería ser devorado por zombies.