Promesa

Razones

─Es una maravillosa bienvenida, Eli.

Ambos se quedaron mirando, dejando el comentario del asiático en el aire. Pero este tampoco esperaba una respuesta.

Junjie no podía estar más feliz de que sea precisamente él, la primera persona que se encontrara tras su regreso.

Algo se revolcó en su interior tras ver un deje de alivio en las facciones del chico de azul. ¿Habrá estado esperando por él acaso? ¿Qué hacía Eli aquí, de todas maneras?

─Es bueno verte, Junjie.

─Digo lo mismo.

Se sonrieron unos segundos más antes de empezar a conducir sus meca-bestias sin un destino fijo. No lo necesitaban si ya se tenían al otro.

─¿Qué estabas haciendo ahí? ─preguntó Junjie, mirando al contrario cohibirse un poco.

Eli ya se esperaba la pregunta, pero aún no tenía una respuesta.

─Ya sabes. Solo caminaba.

─Solo caminabas ─repitió el mayor─ ¿Sabes? No me lo termino de creer.

─Ni yo. Pero, ¿la razón importa?

─Tienes razón ─volvió su vista al frente.

"Tan astuto como siempre".

─¿Y tú, Junjie? ¿Por qué volviste? ¡No es que me moleste!, de hecho, me alegra mucho... ─se cortó a media frase─ Ya empecé a divagar, pero creo que entendiste ─lo miró con una sonrisa apenada.

─Te lo prometí, Eli. Te prometí ayudarte a encontrar a tu padre. No podía irme sin cumplir mi palabra.

Junjie vio esa mirada que le dedicaba el menor. Le miraba con ese tipo de esperanza que aparece luego de perderse por un tiempo indefinido.

Un calor se alojó en su pecho, se sentía honrado de ser el motivo de felicidad del otro, aunque sea por un instante.

─Muchas gracias. De verdad, muchas gracias... Pero, tengo una duda.

─Adelante.

─¿Por qué algo me dice que hay algo más?

Junjie le miró con media sonrisa y una ceja alzada.

─Tal vez.

─¿Entonces?

─No lo sé, ¿las razones importan?

Se miraron con complicidad y rieron como solo lo hacían cuando estaban juntos.