CAPÍTULO CINCO- avísale a papá que tengo amigos.

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     Zuko quería que la tierra se lo tragara.

     Luego del pequeño incidente sabor a jamón, Aang vomitó en el patio de la escuela, entre las carcajadas y burlas hacia Zuko de parte de Toph, los regaños de Katara por no preguntarle a Aang sí comía jamón, y las frases sarcásticas de Sokka que intentaban calmar a Aang; Zuko intentaba disculparse con este en uno y mil idiomas.

     —Discúlpame, en serio. No sabía que eras vegetariano y, bueno, nos conocimos ayer entonces tiene sentido que no lo supiera, ¡No estoy diciendo que sea tu culpa! Es solo que—Zuko seguía balbuceando disculpas en el baño, se había ofrecido a acompañar a Aang a limpiarse; buscando salvar la relación de confianza mínima que tenían, sí es que Aang todavía confiaba en él.

    —Está bien, fue un accidente —Aang le hizo un ademán mientras dejaba sus manos bajo el grifo del agua, para después enjuagarse la boca aún con una mueca de asco en la cara.

    —Por dios, sí —asintió Zuko, enérgico, —, pero con todo y eso fue mi culpa; perdóname, perdóname —seguía disculpándose.

     Zuko prefería una y mil veces que su día comenzara con su toalla manchada con periodo de su hermana a eso. Dios, por favor no comiences mis días tan bien, ¿Puedes? Rezó mentalmente, frustrado de que, por una vez, el universo demostrara ser benévolo con él y él mismo se jodiera dándole carne a un vegetariano.

    —Está bien, Zuko —le repitió Aang con una pequeña sonrisa, porque le resultaba divertido que Zuko balbuceara con tal ímpetu, pese a que le costaba seguir una conversación con otras personas. Suspiró al ver que sus palabras no calmaban la lengua de Zuko —la cual repentinamente era bastante parlanchina—, así que sonrió mientras se secaba las manos, —. Mira, ¿Qué tal sí me ayudas con algo y te perdono? Así quedamos a mano y enterramos este incidente.

    — ¿De verdad? —Zuko abrió sus ojos en sorpresa, pero sonrió y sus ojos ámbar brillaron en determinación, — Claro, lo que sea. —lo que sea para que me perdones quiso decir, pero le pareció una frase típica en películas románticas, y no era precisamente el tipo de cosas que se dicen en el baño de hombres.

    —Bien —Aang contuvo la risa, aceptando su mochila de las manos del de cicatriz —Zuko se la había llevado en brazos, alegado que Aang podía volver a vomitar si hacía mucho peso; cosa ridícula, porque a Aang ya no le quedaba nada en la barriga—, continuó hablando mientras de la colgaba de los hombros, —. Luego de clases ven a mi casa y hacemos la tarea de biología juntos —propuso.

    Aang era bueno en esa materia, en general era malo en las ciencias exactas; pero como Biología trataba muchas veces temas sobre animales, y Aang era el alumno predilecto para hablar de dichos seres, le iba bastante bien. Además, Aang le había contado que le agradaba mucho la profesora y que le había dado clases en su anterior colegio; por eso le pareció extraño que Aang necesitara ayuda para hacer esa tarea.

    Y aún sí necesitara ayuda, no había tarea en esa asignatura.

    Zuko alzó una ceja al recordar ese detalle, —Dirás la de literatura, ¿No?

    Las mejillas del más bajo se coloraron de un tono rosado, y metió rápidamente las manos en su casaca naranja, apartando la mirada, —Ajá sí, esa.

    Zuko se sonrojó también, porque Aang se veía realmente tierno. Fue un ciclo de vergüenza, el baño del liceo no era precisamente un lugar muy romántico, pero en las pequeñas miraditas que compartieron ahí, y las risas que se asomaban por sus labios, se formó un ciclo de sonrojos y sonrisas abochornadas; ciclo que no acabó hasta que sonó la campana.

『 Dos renegados enamoradísimos 』ーAvatar: él último maestro aire.Where stories live. Discover now