Capítulo 6. Rosas

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Emily enterró las manos en la tierra. El contacto con un elemento tan primario resultaba extrañamente relajante. La jardinería no era algo que practicara con asiduidad. Nunca, en realidad. Pero Morgan la había animado a trasplantar las rosas que habían comprado en el centro de jardinería, y tenía que admitir que lo estaba disfrutando mucho más de lo que habría imaginado.

Habían elegido unas preciosas rosas arbustivas para darle color y vida a los antiguos parterres que ahora estaban vacíos. Incapaces de decidirse por un color en concreto, tenían ante sí un arcoíris completo exactamente en el mismo lugar donde habían estado las rosaledas que había plantado Fred. Emily recordaba que aquellas habían sido blancas. Sin embargo, sentía que aquel cuadro multicolor era justo lo que necesitaba el jardín en aquel momento.

Una variable dentro de la permanencia.

Pensó que tal vez, era exactamente eso lo que necesitaba también aquella casa.

- ¿Te gusta?

Emily se levantó y se frotó las manos para desprenderse de la tierra que quedaba aun en ellas. No había querido ponerse guantes, a pesar de que sus uñas ahora lucían un tono marrón que le costaría eliminar.

Le dirigió una sonrisa a Morgan. Una sonrisa alegre y llena de color, como las rosas que tenían ante sí.

- Son hermosas...- Admitió ella- Tenías razón. Eran la elección correcta.

Morgan la observó de arriba a abajo. No sólo se trataba de sus manos. Emily se había entregado totalmente a la tarea encomendada, y su ropa, no ofrecía mejor aspecto que aquellas. Incluso de algún modo, había conseguido que su cabello terminara desmadejado.

Resultaba absolutamente encantadora.

Se acercó a ella y puso las manos sobre su cintura.

- ¿Por qué no te das una ducha mientras riego todo esto?... Yo tardaré un rato aún. Tengo que descargar los materiales de la camioneta.

Emily dudó un momento.

- ¿Agua fría?- Recordó ella. La respuesta era obvia. Era imposible que Derek hubiera tenido tiempo de arreglar la caldera.

Morgan le dirigió una mirada de disculpa.

- Prometo que será lo próximo que arregle...- Le dio un beso casto en la boca- ¿Podrás soportarlo?

Por supuesto, ella nunca admitiría que con respecto al agua fría, tenía más de felino que de humana.

Al contrario, alzó una ceja con expresión autosuficiente.

- ¿Sabes con quien estás hablando?- Le espetó en un tono pretendidamente ofendido, y que sin embargo, Morgan pudo leer perfectamente entre líneas.

Ella no esperó por su réplica. Dignamente se alejó de allí en dirección a la casa, mientras Derek sonreía para sí mismo.

No volvió a verla hasta casi una hora después. Cuando había terminado de organizar el material, él mismo había tenido que pasar por la ducha, aún con más motivo que Emily.

Se había asomado por la ventana de su antiguo dormitorio, cuyo baño era el que había estado utilizando, sólo para cerciorarse de que no estaría en uno de los tres únicos lugares en que podía estar. Luego, salió hacia el pasillo, y descartó la segunda opción: junto al piano; así que finalmente subió al desván.

La encontró acurrucada en la mecedora, leyendo apaciblemente. No llevaba puesto más que una camiseta que Morgan reconoció como suya. Emily no había traído consigo nada para cambiarse, así que asumió que su ropa debía estar secándose en algún lugar al sol, después de haberla lavado.

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