Première fois

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Era la primera vez que Renjun visitaba esa cafetería.

Normalmente, no acudía a lugares como esos. Él sabía cocinar perfectamente y solía preparar sus alimentos por sí mismo, sin embargo, una tormenta lo obligó a entrar a aquella cafetería para protegerse de la lluvia.

Entró cautelosamente haciendo sonar una campanita. Sacudió un poco sus ropas del agua que se había acumulado en ellas, tratando de que el establecimiento no se mojara. Observó alrededor.

La cafetería era linda. Tenía un pequeño estilo antiguo y acogedor que lo hizo sentirse como si estuviera en casa de sus abuelos. No tenía mucha hambre, pero decidió que iba a pedir algo y consumirlo en lo que la tormenta paraba, o por lo menos, disminuía.

Se acercó al mostrador-caja para observar el menú.

-¿Ya sabe que va a ordenar?- observó al chico que le hizo la pregunta.

Era un poco más alto que él, pelinegro con una sonrisa que lo dejó cautivado: sus ojos desaparecían un poco a la hora de sonreír, haciendo lucir tierno al muchacho.

-Emmm, quisiera una malteada de fresa, por favor-Respondió Renjun algo tímido.

-De acuerdo, ¿con alguna leche en especial?

-Entera por favor

-¿Crema batida? Tiene un costo adicional de 250 won.

-No gracias, sin crema. Eso sería todo.

-Ok, sería un total de 2700 won. En un momento le entregamos su bebida, gracias por su compra.

Renjun entregó el dinero y se acomodó en un sofá individual. No negaría que aquel muchacho que lo atendió le había llamado la atención.

Seguramente es uno de esos crushes míos que duran como 5 segundos. Ya me estoy pareciendo a Donhyuck que se enamora hasta de las piedras. Pensó Renjun.

-Aquí está su bebida, que la disfrute-dijo el muchacho junto con una sonrisa en la que Renjun se perdió nuevamente.

"Jeno" había leído en la placa que tenía el uniforme del pelinegro.

Tal vez podría visitar esa cafetería más a menudo.

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Era la primera vez que Jeno trabajaba en esa cafetería.

Saliendo de la universidad, había empezado su jornada laboral. A decir verdad, estaba algo nervioso, no quería arruinar las cosas y que lo despidieran en su primer día de trabajo, pero no tenía de otra, sus padres ya no lo querían mantener y tenía que sobrevivir, aunque fuera trabajando (algo que no le agradaba mucho).

Sonó una campanita que lo alejó de sus pensamientos, dando a indicar que su primer cliente había llegado. Le dió su mejor sonrisa y lo atendió.

-¿Ya sabe que va a ordenar?- preguntó.

El chico al que le preguntó se le quedó viendo un rato, como analizando su rostro. Jeno se sintió algo incómodo e iba a repetir la pregunta pero el chico finalmente respondió.

Jeno lo atendió gustoso y preparó su bebida, una malteada de fresa. Se la entregó y volvió a su puesto.

Observó a través de la ventana. Al parecer la tormenta duraría un buen rato.

La campanita sonó por segunda vez. Entró un chico como de su estatura, cubierto con una gorra, una sudadera, una bufanda, un abrigo y un impermeable. A Jeno le pareció gracioso.

El chico se acercó. -Lo de siempre por favor-dijo tiritando por el frío.

-Lo lamento joven, este es mi primer día trabajando aquí, entonces no sé qué es lo que usted pide normalmente.

El chico se quitó su gorra y su bufanda-No, lo lamento yo-sonrió-Quisiera un americano sin crema por favor, y con 3 cuartos de azúcar

Jeno quedó pasmado. El chico era muy atractivo, con una sonrisa enorme y cabellos azulados que parecían muy suaves. Jeno contuvo sus ganas de tocar su cabellera.

-D-de acuerdo-tartamudeó-¿Cuál es su nombre? Digo, para anotarlo en su vaso.

-Soy Jaemin, pero que yo recuerde, aquí no anotan los nombres en los vasos.

-Ah, lo lamento por mi imprudencia- Rayos, el chico lo había atrapado.

-No te preocupes- Dijo el peliazul después de entregar el dinero y acomodarse en una mesa.

Jeno sintió sus orejas calentarse. El peliazul le había parecido lindo e interesante.

Tal vez no era tan malo trabajar en aquella cafetería después de todo.

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Era la primera vez que Jaemin iba a esa cafetería con tal clima. NUNCA MÁS.

Jaemin amaba el café e iba a una cafetería todos los días solo para conseguir una gota de su americano favorito. Esta vez no era la excepción, pero el clima en Seúl estaba de lo peor, y hasta dudó en salir, mas necesitaba su preciado americano.

Se envolvió en 4 capas de ropa, se puso su bufanda y su gorra, agarró un paragüas y se dispuso a salir en busca de la dichosa cafeína.

Llegó al establecimiento y pidió su americano. Un chico nuevo lo atendió. Al parecer ya habían conseguido un nuevo trabajador, desde que el anterior había renunciado porque ya no tenía tiempo para hacer las tareas de su universidad.

Se alegró de ver una cara nueva, después de todo, él no era malo socializando y le gustaba hacer nuevos amigos.

Se iba a acomodar en su sofá favorito, pero estaba siendo ocupado por alguien más. Otra cara nueva, pensó.

Jaemin iba todos los días a la cafetería, sabía perfectamente quien la visitaba: estaban los señores Park que iban los miércoles y viernes, la señora Kim que iba los martes a tomar un café y leer un libro, y por último el señor Lee que iba los jueves junto con su esposa. Los sábados y los domingos había más variedad de gente, pero hoy era lunes.

Jaemin no recordaba haber visto a ese chico nunca, y de haberlo visto, obviamente se acordaría de él. Era bastante bonito a sus ojos, se veía diminuto en el sillón, con sus cabellos rubios en el que ya se le empezaban a notar sus raíces oscuras.

El chico lo volteó a ver extrañado.

-¿Te puedo ayudar en algo?- Dijo sorbiendo de su bebida que al parecer era una malteada de fresa. Ew, fresa

-Todavía de que te robas mi sofá favorito, osas a tomar una malteada de fresa artificial en mi asiento-dijo Jaemin con un tono divertido sin sonar molesto.

El rubio rió -Lo lamento, pero en ningún lado veo que diga que este sillón es propiedad de... de... Como sea que te llames-respondió burlón

-Soy Jaemin ¿y tú, ladrón de sofás y amante de las horribles fresas?

-Soy Renjun

-Bueno Renjun, debo decirte que vengo siempre aquí y nuca te había visto

-Es la primera vez que vengo aquí, pero creo que podría venir más seguido-dijo desviando su mirada a la caja.

El peliazul sonrió y susurró para sí mismo-Sería genial que vinieras más seguido

Tal vez no sería malo soportar cualquier tormenta con tal de ver al rubio en la cafetería (y también con tal de tomar su café)

Long Black [norenmin]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ