Capítulo 16

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DANNA LANZÓ UN SUSPIRO CUANDO SE MOVIÓ, el cuerpo le estaba pasando factura y ni siquiera se había levantado de la cama. Sentía el sonido de los pájaros como siempre afuera de su ventana en el bosque, pero está vez, una mirada intensa estaba sobre su cuerpo semi desnudo debajo de la manta blanca. Movió la cabeza mientras sus ojos se acostumbraban a la luz que se filtraba por entre las cortinas, su mirada recayó en el hombre sentado en una silla a un lado de una cama cuya madera de respaldo se había roto, Danna se levantó lentamente ignorando los dolores que aparecieron y se apoyó en los codos. Se tomó un minuto para admirar la belleza de Cullen enfundado en una remera gris y unos pantalones oscuros, su cabello castaño brillaba por el sol que entraba, sus ojos la observaban fijamente y sus manos estaban entrelazadas mientras tenía los codos apoyados en sus rodillas. En cambio el cabello oscuro enredado de la joven fue un espectáculo de ver que Edward no pudo apreciar sin preocupaciones en la mente. —Te lastime... — murmuró. Danna elevó las cejas y miro levemente a su brazo, algunos moretones habían hecho aparición en la piel pálida.

Se encogió de hombros restándole importancia —No es nada, soy propensa a los more...— su oración fue interrumpida por la acción del hombre. Destapó levemente una de sus piernas para mostrar también los moretones que aparecieron en sus muslos. Pero se veía peor de lo que se sentía si debía ser sincera, ella asumió esa consecuencia e incluso más solo por pasar una noche con Cullen.

Molesta se levantó de la cama mientras se ponía la remera blanca que la tapaba hasta debajo del trasero —Si vas a comenzar a ser un mártir desde tan temprano sería mejor que te vayas— rugió la castaña mientras caminaba al comedor, su estómago rugía de hambre y realmente no quería soportar un desplante sobre algo que habían acordado la noche anterior. Danna había tenido una noche increíble y estaba segura de que él también, ¿porque siempre le buscaba lo malo a todo?  Edward le dio una mirada más a la habitación y camino detrás de ella.

—Te pagaré las cosas que rompí— murmuró mientras la mas joven ponía la cafetera. Danna elevó una ceja divertida.

—¿Rompiste? ¿En singular?— preguntó. Si mal no recordaba ella también había destrozado un par de cosas de camino a la cama. Chasqueó la lengua cuando notó que seguramente el masajeador que descansaba en la mesita y que Spencer le había prestado, estaría roto por impactar contra una pared, tendría que comprarle otro porque su amigo se quejaría de sus dolores de espalda y no pensaba soportarlo tampoco. —Edward...— la llamo mientras se acercaba hasta hacer nula la distancia entre ellos, de nuevo. Los ojos dorados del hombre la observaron con atención —¿La pasaste bien?— preguntó. Edward frunció el ceño, ¿a que venía esa pregunta? —Solo contesta

—Fue la mejor noche de mi vida, Danna— respondió con sinceridad absoluta y la castaña sonrió.

—Tú la pasaste bien, yo lo hice, ¿Podrías dejar de auto castigarte por algo que no pasó? — pregunto divertida mientras se acercaba hasta dejar un casto beso en los labios fríos del mayor. Edward sonrió y Danna se sintió realizada, después de todo ver la sonrisa del hombre era todo un espectáculo casi como verlo desnudo. Edward pensaba abrazar a la castaña cuando la puerta sonó y la voz de Spencer se hizo presente, Danna maldijo en ese momento que su amigo tuviese una copia de la llave de su casa.

Antes de que pudiese decir algo, Edward desapareció dejando como testigo una ráfaga de viento frío. El cabello pelirrojo de su amigo fue visible por la puerta de la cocina —Esta bastarda seguro sigue do...— su oración se terminó abruptamente cuando la vio parada en medio de la habitación con una tostada sin nada en manos vistiendo una remera y unas bragas. —¡Bastarda!— saludó antes de fruncir el ceño y mirar con sigilo a los costados —¿Estas con alguien?— preguntó. Danna rodó los ojos.

—No, estoy sola — informó. Spencer desconfío de su palabra pero al cabo de unos segundos se encogió de hombros para acercarse a la mesa y dejar unas bolsas con comida. —¿Pero que te paso en el cuerpo?— pregunto cuando notó moretones en las piernas de su amiga, se acercó preocupado pero la sonrisa que está puso logro calmarlo, al menos un poco.

—El sin respeto...— murmuró Danna, Spencer abrió la boca en una perfecta o y dejó escapar un grito leve.

—¡Cuéntame todo! ¿Quién fue?





Después de un desayuno nutritivo, lleno de chismes y declaraciones escuetas de Danna sobre quién podría haber sido su amor de una noche, Spencer se puso serio. —Amiga, encontré al amor de mi vida...— informó. Danna elevó las cejas interesada.

—¿Cuál es el problema?

—Es completamente heterosexual— declaró el pelirrojo y suspiro —Pero bueno, me conformo con ser su amigo porque Jacob es un espectáculo solo de verlo — emitió.

—¿En serio lo buscaste?— pregunto sorprendida. Jamás pensó que lo encontraría por una vaga descripción y que menos, se haría amigo tan rápido del moreno.

Spencer esbozó una sonrisa —El tipo de You estaría orgulloso de mis habilidades como acosador, soy genial — se auto alago como si fuese algo de lo que estar orgulloso. Danna rodó los ojos. —pero bastarda, está muchísimo mejor de lo que me dijiste, como se nota que ya solo tienes ojos para Cullen que pasas por alto la belleza cuando la ves — se quejó. Danna se atragantó con un pedazo de tostada.

—No tengo ojos para Cullen, estúpido— discutió, Spencer hizo una mueca sabiendo la total mentira que su amiga estaba diciendo.

Danna paso saliva cuando sus pensamientos se alejaron de hombres, amores, sexo y trabajo para enfocarse en una parte más oscura y no tan divertida de su vida —Recibi una carta de ya sabes quién... — emitió. Spencer perdió toda actitud divertida de su rostro y su mirada se tornó verdaderamente preocupada por su amiga.

—¿Te amenazó de nuevo? Si es así sabes que puedo ir a romperle la cara...— fue interrumpido por la joven, la cual, sonrió intentando tranquilizarlo.

—No, aparentemente está mejor por el tratamiento pero creo también es una forma de decirme que sabe dónde vivo ahora — Danna suspiró. Hablar del tema la ponía incómoda pero sobretodo nerviosa. La mano de Spencer agarró la suya y la apretó con fuerza.

Aunque las cosas se pusieran complicadas sabía que siempre podía contar con su amigo pelirrojo.













BREAK UP WITH YOUR GIRLFRIEND | EDWARD CULLENWhere stories live. Discover now