•Capítulo 6: Nuevo día•

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Me desperté , mire mi teléfono y eran las once de la mañana.

¡Por dios he dormido más que un perezoso!

Tengo veinticuatro llamadas perdidas de Flavia, está chica suele ser a veces un poco intensa. La llamaré y le diré que voy a su casa a contarle todo.

Realizando llamada:

Flavia: Al fin me llamas, estaba al llamar a la policía y a los bomberos para ir en tu captura. Te he hecho 24 llamadas y no me has cogido ninguna ¿QUÉ ES MÁS IMPORTANTE QUE YO?

Yo: Tranquila que te va a dar un infarto, solo son 24 llamadas y aparte estaba durmiendo pero para recompensarte en una hora estoy en tu casa.

Flavia: Si sabes lo que te conviene llega puntual.

Yo : Si y ya voy a colgar que tengo que bañarme que huelo a mono.

Flavia: Si , yo aquí huelo la peste.

Yo: Te quiero tonta

Flavia: Yo también te quiero.

Fin de la llamada.

Tengo que apurarme porque es capaz de matarme si llego un minuto tarde, y después dice que la malhumorada soy yo.

Me levanté de la cama y luego fui al baño me di una ducha rápida. Busque un jeans y un top verde, me puse los tenis y al bajar las escaleras fui directo a la cocina.

Abrí el refrigerador y cogí una manzana, me dirigí hacia la puerta y mi madre estaba sentada en la sala leyendo un libro.

– ¿Vas a salir? - pregunta mi madre

– Voy a casa de Flavia, no me esperen para almorzar - digo

– ¿Gonzalo te lleva? - pregunta nuevamente.

– Voy sola , quiero caminar - digo esto dirigiendome hacia la puerta.

Salí de la mansión y me fui caminando hacia casa de Flavia.

Al llegar, toqué la puerta y me salió la criada , no pregunte por Flavia porque yo era como de la familia, esa era mi segunda casa.

– ¡ Llegué ! - dije abriendo la puerta de la habitación.

– Al fin - dice Flavia poniéndose de pie.

– Te extrañé en la fiesta - digo

– Yo quería ir, pero tenía que estar en la casa y ya sabes la razón - dice - Cambiemos de tema y cuéntame lo de la fiesta.

– Estuvo interesante, ví a Carter el hijo de Sebastián - digo - Está muy cambiado, no es el mismo niño gordito con el que solíamos jugar. También estaba Grace y el odioso de su hermano - al decir odioso hago una mueca.

– ¿Fueron Grace y su hermano? - pregunta

– Ya te dije que sí, y al parecer su madre y la mía se llevan muy bien - digo.

– El mundo es un pañuelo - dice y ríe.

– No rías tonta - digo

–¿ Y no paso más nada ? - pregunta con cara pícara.

– No paso más nada...bueno sí el hermano o sea el cavernícola quería que le diera mi número no sé para... - me interrumpe.

– Un momento, ¿ Te pidió el número?- pregunta .

– Sí- digo

– ¿ Por qué no se lo diste ? - sonríe

– ¡¡Porque no!! - digo

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