Ya no eres un niño, ya no existen los héroes o los villanos, solo personas. El mundo no es negro o blanco, es gris.
➥ En publicación: (12/20 one shots)
➥ Pareja: JiChen/Chensung
➥ Conjunto de one shots inspirados en canciones de Conan Gray sin relac...
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Mi mamá entra a mi habitación mientras me cepillo los dientes. Su voz se oye lejana, incluso cuando su orden es fuerte y clara: tengo que despertar a mi hermano y a su amiga.
Las paredes se ondulan cuando camino por el pasillo. Siento la cerámica fría contra mis pies y mis ojos todavía se entrecierran, cansados. He dormido tarde, pero tengo que ir a la casa de YangYang a hacer una tarea y he tenido que levantarme temprano. Ahogo un bostezo con mi mano antes de abrir la puerta de la habitación de mi hermano mayor.
XueDong está acostado en un saco de dormir a los pies de su cama y YueXi está echada sobre esta.
— ¡Despierten! —exclamo con fuerza, de la manera en la que gēge siempre ha odiado.
Pese a esto, ambos permanecen en sus lugares, completamente inmóviles debajo de las sábanas que los cubren. Me lanzo sobre mi hermano, esperando a que él se levante molesto, pero continúa sin mover un músculo. Sorprendido, empiezo a sacudirlo mientras mascullo su nombre.
— ¡Mamá! —grito, todavía sacudiendo el cuerpo helado de mi hermano mayor, empezando a desesperarme— ¡XueDong no se levanta!
Estoy molesto, no preocupado. Completamente seguro de que él está haciéndome una broma. Sin embargo, el que YueXi no se levante por mis gritos empieza a hacer que mis manos tiemblen.
— Niños. —escucho la voz de mi madre acercarse a la habitación, su tono está lleno de censura, y me alejo de ellos. Doy algunos pasos atrás para ver un par de notas en el escritorio.
Puedo sentir cómo los muros vuelven a moverse tal y como lo haría una ola. El piso tiembla debajo de mí.
Cuando la puerta se abre, mi cabeza duele. Las náuseas me invaden inevitablemente.
— ¡Zhong ChenLe! —escucho el grito de YangYang en mi oído. Un escalofrío recorre mi cuerpo en un segundo y me alejo de la estridente voz de mi amigo.
— Joder, hijo de... —la mano de gēge cubre mi boca antes de que termine de insultarlo, ganándose una mirada llena de enojo de mi parte
— Estamos en la escuela, Lele —dice en un tono suave y burlón, manteniendo su mano sobre mis labios—. Cuida lo que sale de tu linda boquita.
Le doy un manotazo a su brazo para que me suelte y él chilla como si se lo hubiera mordido. Liu es un exagerado de primera.
— Lo siento —contrario a sus palabras de arrepentimiento, sus enormes e irregulares dientes se muestran en una sonrisa—. Pero es tu culpa, te perdiste en tu mundo de repente. Igual discúlpame.