XXVIII

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Gloria y Deimon aceptaron acoger a Javier. Entre otras cosas porque el invierno ya había llegado y volver a casa era muy peligroso, por no decir imposible. Aunque en el fondo, yo sabía que aun luciendo el sol más radiante ellos habrían encontrado una excusa para que Javier permaneciera en el castillo. Y yo lo agradecía.

Tardé unas cuantas semanas en volver a dirigirle la palabra, tampoco quiero decir  on ello que lo ignorase, sin embargo, tenía demasiadas cosas que digerir. Había vivido demasiados años de mi vida engañada, engañada por mi familia, engañada por mi mejor amigo... Tenía que ordenar mis ideas, era consciente de que jamás había olvidado a Javier, sabía que había buscado a tantos otros caballeros solamente por la necesidad de llenar ese vacío en mi corazón. Más ahora, al haberme enterado de la realidad todo se confundía en mi cabeza. Era demasiada información. También era muy consciente de que yo no era un angelito en medio de todo aquel embrollo, quizás podría haber evitado que sucedieran algunas cosas si mi comportamiento hubiera sido otro. No obstante, necesitaba tiempo, y Javier lo comprendió. Esas semanas nos sirvieron a ambos. Nos veíamos en las comidas y si por casualidad nos encontrabamos por los pasillos nos saludábamos con cortesía, pero por un tiempo dejamos apartados todos los temas importante.

Una noche, cuando estaba a punto de meterme entre las abrigadas colchas de la cama, unos golpes en la puerta me interrumpieron.

-Buenas noches...- Gloria estaba delante de mi habitación. Entre nosotras las cosas seguían algo tensas, las dos éramos demasiado orgullosas, pero a la vez, las dos comprendimos los motivos de la otra.

-¿Desea algo señora MacMin?- No pensaba ocultar mi enfado y sabía que a ella le molestaba que yo la llamara de esa forma.

-Zuzanny, no me arrepiento de no haberte dicho la verdad. Hice una promesa a nuestro padre y la cumplí. Sí que siento lo que has tenido que pasar, pero quiero que sepas, aunque creo que ya lo sabes, que todos los implicados en el acuerdo te amamos ¿No hicimos lo correcto? Quizás no, pero no fue por maldad. – Alargó su mano y me entregó una carta.- Espero que nuestro padre tenga mejores palabras que las mías.- Dicho esto se alejó por el pasillo.

Mis manos comenzaron a temblar ¿Sería de verdad aquella carta de mi padre? Me acerqué a la chimenea para poder leerla y con gran expectación abrí el sobre.

Querida hija:

Quizá no comprendes ahora, o no lo hagas nunca, los motivos que me movieron a decidir tu futuro, a actuar de esta manera, a chantajear al hombre que yo sabía amabas y obligarle mentirte. Sé que no podrías encontrar a alguien que te quiera tanto como él, pero aun sabiendo eso tienes que ser tú la que lo elijas.

Es complicado comprender... Pero aunque quiero que seas libre, no puedo dejarte a la deriva. Quizás habría habido otras soluciones más fáciles, menos enrevesadas, menos dolorosas... No obstante a la mente de este anciano, no llegaron tales ideas. Por encima de todo quiero que recuerdes que Te quiero.

Sabía que el hijo de los Dominith y tú, os profesabais más que un gran amor. Sin embargo, aun estando nosotros en la ruina, no podía permitir que os comprometierais siendo tu tan joven. Necesitaba irme de este mundo sabiendo que ese hombre lucharía por ti, que te cuidaría, que te protegería y qué haría cualquier cosa por verte feliz. Igual los deseos de este enfermo pesaron más que mi juicio... no lo sé.

Siento si mis decisiones no han sido las correctas y me alegro si el final que desencadenaron es el que tanto anhelamos tu madre y yo. Porque no te mentiré, desde la primera tarde que los dos desaparecisteis juntos y contemplamos la devoción y armonía que había entre vosotros, la idea de uniros estuvo en la cabeza de tu madre y en la mía.

Te escribo estas palabras, sabiendo que nunca llegaré a verte crecer y convertirte en una mujer. Sé que ya casi eres una y quiero que recuerdes que no voy a dejarte sola.

Mi adorada Zazanny sólo espero que mis acciones te hayan traído felicidad y dicha, y si no ha sido así, que puedas perdonar a Tu viejo y cansado padre.

Ahora que ya eres libre de decidir tú futuro espero que lo hagas con cabeza y que no dejes que juicios o rencores tomen la decisión por ti.

En realidad, puede que tu hermana Gloria te entregara esta carta porque te has comprometido a otro hombre, porque has sido tú la que le ha pedido matrimonio a Javier Dominith, porque eres mayor de edad... Muchas son las posibilidades en las que puedes encontrarte ahora y yo ya no estoy allí para poder cuidar de ti, pero sé que decidas lo que decidas tus hermanos estarán para apoyarte porque a pesar de todo sé que mis cinco tesoros jamás se darían la espalda.

Tu padre que te ama

Al terminar de leer la carta fui consciente de que mi rostro estaba surcado de lágrimas. A pesar del dolor que me había ocasionado todo el enrevesado plan de mi padre, aquello lo había hecho por amor. No quería irse de este mundo dejándome desamparada. No es que la carta arreglara todo, pero esclarecía un poco las cosas y me permitía perdonar con mayor facilidad. 

El escondite tras la mentira (5º libro SAGA VERDADES OCULTAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora