ᝰ 02

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𖥸

Él y Yeosang no hablaron más durante esa tarde luego de aquel corto y poco amigable intercambio de palabras. Se limitaron a hacer cada uno sus respectivas tareas, pero de todas formas se mantuvo atento al rubio y a que este realizara correctamente su trabajo.

— ¿Están libres después de las seis?— le pregunta Jaemin a él y a sus amigos—. Podríamos ir a practicar para el partido— propone. No falta más de dos semanas para ese dichoso juego de básquet y el equipo está bien preparado, pero Na siempre se adelanta por demás a todo.

Todos aceptan menos Seonghwa.

— Hoy no puedo, tengo trabajo— dice, un poco cansado de dar siempre la misma respuesta y pensando al mismo tiempo que la invitación es innecesaria, pues en su opinión ya tienen demasiado con entrenar dos veces a la semana, durante las siestas.  Él por las siestas quiere dormir, no rebotar un balón en la cancha.

Uno chico del grupo, Jeno, lo mira con el ceño fruncido—. Siempre tienes trabajo— suelta el muchacho, como si con su comentario pudiera cambiar la realidad.

— Sí, siempre tengo trabajo.

— ¿No puedes faltar un día?— cuestiona esta vez su pelirosa mejor amigo.

Ha perdido la cuenta de la cantidad de veces que faltó al trabajo por cumplir un capricho de Jaemin. El más joven suele molestarse mucho cuando no se hace lo que él quiere, pensando sólo en sí mismo y dejando de lado el hecho de que los demás también tienen una vida. Pero no importa, podría actuar como el mayor idiota del mundo y Seonghwa lo dejaría pasar. Porque son amigos, y de eso se trata mantener una amistad ¿No?

Por más que quiere dar una respuesta afirmativa, tiene que negarse nuevamente. Debido a haber dejado de lado sus responsabilidades tantas veces por aquel chico de cabellos rosados, su padre lo castigó en más de una ocasión, y está seguro de que si vuelve a cometer el mismo error tendrá que aguantarse nuevamente un largo sermón por parte del hombre.

Durante el resto del tiempo que están en la escuela Na mantiene una actitud cortante con él. Lo conoce; va a comportarse así hasta que se le pase la molestia o necesite un favor. Y le duele que sea así, porque realmente lo aprecia como amigo, pero aún así decide mantenerse callado y aguantarlo hasta que esté de buen humor. Siempre se comporta así y, en ocasiones, Park llega a enfadarse consigo mismo, pensando que realmente es el único culpable de que su amigo se moleste tanto.

Los días en los que Jaemin se comporta de esa forma suelen ser los más lentos y pesados, y ese no es para nada la excepción. En el momento en que el chico empieza a hablarle mal e ignorarlo, su energía simplemente decae por completo y deja de tener ganas o motivación para hacer cualquier cosa. Tiene un alto nivel de dependencia sobre su amigo, pero no le gusta admitirlo.

Por ese mismo suceso, llega al trabajo con una cara de pocos amigos. Su humor empeora aún más cuando luego de un corto rato, Yeosang cruza la puerta silenciosamente. Casi olvida que el chico ha empezado a trabajar con él hace apenas un día.

¿Debe contarle a Jaemin ese detalle? Probablemente sí, pero decide que no va a hacerlo. Conoce muy bien a Na y está más que seguro de que el chico hará un gran escándalo con tal de que despida a su, recién contratada, ex pareja. No quiere que su amigo se involucre en su vida laboral, que está también muy relacionada con su familia. Si sucede, lo más probable es que él termine en muchos problemas con sus padres, especialmente con su madre, quien de por sí no es la mayor fanática de gran parte de sus amistades. La mujer considera que su hijo está rodeado en la escuela de malas influencias, y mucho no se equivoca, por lo que es bastante estricta cuando Park se mete en problemas por sus amigos. Debido a eso, y otras razones similares, decide que lo mejor es mantener la boca cerrada. Además, todas las cartas están a su favor, pues Jaemin nunca se pasa por el autoservicio, incluso duda que el chico recuerde dónde es.

Se mantiene anotando en una lista los productos que faltan o necesitan reemplazar en el lugar y no saluda a Yeosang. El menor estuvo a punto de hacerlo, más que nada por respeto ya que a pesar de no tener la mejor relación con el castaño este no deja de ser el hijo de su jefe, pero se mantiene en completo silencio al ver el tenso rostro del contrario. Siente que si hace un mínimo ruido alguna vena del mayor va explotar.

Yeosang camina hasta la parte trasera de la caja registradora, donde también se encuentra Park, y sin intenciones de hacerse notar mucho deja su mochila en un costado, sacando de ella el sencillo uniforme; una sudadera negra con el logo del autoservicio en ella. Se supone que en verano es lo mismo, sólo que en lugar de un abrigo es una camiseta lo que debe usar. Agradece no tener que utilizar nada vergonzoso, como feas gorras o delantales.

Se coloca la sudadera rápidamente y se siente torpe al no saber qué debe hacer después ¿Ordenar? ¿Reemplazar los productos por otros nuevos? ¿Limpiar? Mira con cierta duda al mayor y rápidamente desvía los ojos hacia cualquier otro punto del lugar, repitiendo la misma acción un par de veces. Quiere preguntarle, pero el chico se ve demasiado molesto para si quiera hablarle. Quizás no lo está tanto, pero sus marcadas facciones no ayudan a hacerlo ver más relajado o menos temible.

— ¿Qué quieres?— pregunta de repente Seonghwa, quien ha notado fácilmente lo titubeante que está.

Kang carraspea antes de hablar— ¿Qué hago?

— Lo mismo que ayer— le dice como si fuera lo más obvio del mundo, y probablemente lo es, pero no le gusta que se lo suelte de esa forma. La conversación podría haber terminado ahí, de esa forma seca, pero el mayor decide seguir— Acostúmbrate a hablar, pareces un tonto cuando no lo haces— es agresivo, por ninguna razón aparente.

El rubio alza ambas cejas, sorprendido y también molesto por el innecesario comentario—. ¿Quién querría hablarte con esa cara que traes?— contraataca, sin dejarse pisar.

Supone que el hijo de su jefe no ha tenido un buen día, pero tampoco está dispuesto a aguantar su mal humor y que se desquite con él sin razón justificable.

Park frunce el ceño, mucho más enojado que antes— ¿Quién te crees?

— Tú empezaste. No me hables así— aquello suena como una orden, y eso molesta más al mayor.

Hay cosas que Park odia demasiado, y una de ellas definitivamente es que le den órdenes. Quizás esa no ha sido la intención de Yeosang, pero aún así las palabras se escucharon de esa forma, haciéndolo irritarse más.

— Te voy a hablar como yo quiera— contesta serio para luego voltear y seguir con lo que estaba haciendo antes, sin esperar respuesta alguna.

Kang está a punto de decir algo, de seguir discutiendo, y es que le fastidia quedarse callado cuando la gente es injusta. Pero no hace más que rodar los ojos por la infantil actitud del contrario, decidido a acabar la cosa ahí. Camina hasta las estanterías para empezar a cumplir su tarea en silencio. Si sigue provocando al más alto lo más probable es que él no vaya a salir ganador de ese lío, ya que después de todo el muchacho es el hijo de su jefe, y puede contarle o incluso inventar cosas sobre cualquier escándalo que armara.

No está dispuesto a perder su trabajo o por lo menos no en ese momento. Necesita el dinero, y si quiere obtenerlo debe aprender a lidiar con Park Seonghwa.

𝐈𝐍𝐒𝐈𝐃𝐈𝐎𝐔𝐒𝐋𝐘 | seongsangWhere stories live. Discover now