Veintiocho: Tu ángel guardián.

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El traje que le había regalado su padre para aquél día se le veía bastante bien, era sencillo y perfecto; un smoking negro, camisa blanca y una corbata negra, sin olvidar sus converse del mismo color, que no podía dejar pasar. Le era incómodo vestir de traje, prefería sus jeans rasgados y sus poleras holgada, pero esa sería una noche especial.

Frank salió del baño luego de mojar su cabello y tirar su mohicano hacía atrás, su padre lo observó y rió al verlo, sus razones eran muchas para reír, pero la principal era que su hijo se veía verdaderamente feliz.

— ¿Irás a buscarlo a su casa? — preguntó su padre, a lo que Frank negó — ¿Te llevo? Iré a beber algo con tu tío Emmet

— Está bien — sonrió

Frank estaba nervioso, sus manos sudaban, su respiración era lenta y debes en cuando su corazón latía de una manera arritmica. La camioneta de una cabina de su padre no tenía aire acondicionado y él ya estaba sintiendo bastante calor, los nervios y la ansiedad de ver lo maravilloso que podía lucir Gerard en aquél traje que de seguro, sería diferente a cualquiera. Estaba tontamente enamorado, tontamente feliz por aquél pelinegro que inconscientemente, le robaba una sonrisa tan sólo con pensar en él.

Observó por la ventana mientras el sol se perdía entre las montañas, su estómago se revolvía pero lo dejaba perderse en los bellos colores pasteles que estaban haciéndose en el cielo. Sería una tarde y una noche aún más especial que cualquiera con Gerard.

Hoy le pediría formalmente que fuese su novio.

— ¿Estás bien? — preguntó su padre

— Sí, sí — rió mirando sus manos —, es sólo que es extraño — suspiró — ¿Has estado enamorado antes? No quiero contar a Linda, por favor — su padre rió

— Claro, antes de Linda estuve muy enamorado de Debbie — conducía —, pero ya sabes, ella quiso a un abogado en vez de a mí — se encogió de hombros

— Eso es una mierda — lo observó

— Sí, pero el amor a veces es así; una mierda — rió —. Pero tú y ese niño son completamente diferentes — Frank lo observó con duda —. Son compañeros — lo miró para sonreírle —, pase lo que pase, siempre se tendrán

Y su padre tenía razón, antes cualquier adversidad ambos se tendrían.

«Pase lo que pase, siempre se tendrán» pensó Frank todo el camino restante, en silencio e imaginando que todo lo que fuera a pasar, no doliera como suponía podía doler.

~🥀~

Llevaba al menos una hora sentado en la misma silla con funda blanca, jugando con una parte del mantel de la mesa frente a él y observando las parejas de aquél baile de primavera. Gerard no había llegado aún y supuso que algo sucedía. El pelinegro no solía ser puntual y seguramente tendría que esperar a que Donna llegara a casa para que Mikey no quedara solo.

Sobre la mesa había una pequeña pulsera de flores blancas que le había comprado a Gerard para aquél baile, la tomó entre sus manos y rió. Jamás se vió así de enamorado, jamás se sintió así de feliz.

«Será mi primer baile, Frankie» recordó lo que le comentó Gerard aquél día en que le ofreció ser su compañero. Gerard se aferró al brazo de Frank mientras caminaban hacía la casa del pelinegro «Y estoy feliz de que sea contigo ¿Bailaremos un lento?» el esmeralda había mirado a Frank con una sonrisa burlona «Odio los lentos y bailar, pero por ti no estaría mal». Estaba dispuesto a bailar con él y tratar de no tropezar o pisar sus pies mientras lo hacían.

Leucemia [×Frerard×] ~ TerminadaWhere stories live. Discover now