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ALEXANDRE

Decir que la idea de tener a una chica compartiendo piso conmigo me agrada, sería mentir, y aunque soy bueno en eso, no es una de esas mentiras con la que saldré beneficiado al decir.

Mi prima me dijo el mismo día que Olivia se presentó en mi apartamento, que tendría que vivir con ella. No voy a negar que la idea al principio me pareció genial, quiero decir, una chica, viviendo en mi piso, los dos solos... ¿A quién no le habría gustado esa idea? Solo un idiota rechazaría una oportunidad como esa.

Cuando salí del baño y la encontré en el salón, supe que iba a traerme problemas. Era consciente de que iba a tener visitas, y, aún así, como el gran capullo que soy, decidí que sería una buena idea salir totalmente desnudo. Valió la pena hacerlo solo para ver su cara, completamente roja por la vergüenza, sus ojos recorriendo mi cuerpo mojado con la mirada y deteniéndose cada dos segundos en la zona de la que más orgulloso me siento.

Ver cómo me miraba subió bastante mi ego, pero todo se fue a la mierda cuando recuperó la conciencia y noté cierto enfado y sorpresa escondido tras sus ojos. Se ve que Allyson no la avisó de que tendría que vivir conmigo. Eso me molestó, puesto que, estoy seguro que de haberlo sabido, o bien habría buscado otro piso, o tal vez no habría actuado tan a la defensiva, aunque reconozco que el recibimiento que le di no fue el más correcto.

Al día siguiente me di cuenta de que nuestra convivencia iba a ser de todo, menos buena, así que decidí ponerle punto final y ahorrarme el sufrimiento de tener que convivir con una chica tan odiosa como ella. Llamé a Allyson para contarle mis planes y que fuese ella la que le dijera a su amiga que se largara. ¿Qué pasó? Allyson me chantajeó para hacer que Olivia se sintiera a gusto y feliz en el apartamento, al menos hasta que consiguiera trabajo para poder marcharse a otro apartamento, al parecer sus padres se han negado a seguir dándole dinero. Es una auténtica putada.

Recordándome todo lo que ella ha hecho por mí en un pasado no muy lejano, logró convencerme para que Olivia se quedara, porque sabe bien que tema sacar para tenerme a su libre disposición, cosa que me jode, pero no tengo otra opción que aguantar. Sin duda alguna, Allyson es la única mujer, o mejor dicho, la única persona por la que estaría dispuesto a hacer lo que sea, es pesada, manipuladora y puede resultar insoportable, pero es mi prima y a veces la quiero.

Por otra parte, tengo que admitir que vivir con Olivia me es divertido, hacerla molestar se ha convertido en mi pasatiempo favorito, aunque no entiendo cómo es que es capaz de aguantarme, quiero decir, ni yo mismo sería capaz de hacerlo. Me sorprende y admiro su capacidad de aguante.

Me parece gracioso ver cómo su ceño se frunce, formando una pequeña arruga entre sus cejas, es bastante adorable, o notar cómo intenta respirar hondo para calmarse cuando no hago más que irritarla, o escuchar cómo cuenta hasta diez para no tirarme una silla a la cabeza, o ver cómo me mira cuando está furiosa. Son cosas que la hacen ver aún más hermosa de lo que ya es.

Porque si en algo destaca Olivia, es sin duda alguna por su gran físico. No es que sea superficial, o quizás lo sea, pero ver el físico de alguien es algo que todo el mundo hace, es lo primero que se ve, antes de conocer cómo es realmente una persona, se encuentran sus características físicas, y yo me he permitido admirar y admitir que su belleza está por encima de la media de las chicas, al menos de San Francisco.

Es una chica bastante alta, aunque no tanto como yo, yo solo soy unos centímetros más que ella. Su físico es delgado y femenino, su cuerpo tiene una forma similar a la de un reloj de arena. Tiene una cintura bien definida, piernas estilizadas y unos pechos considerablemente grandes en proporción a lo estrecha que es su cintura. Tiene la piel bronceada, el pelo largo, ondulado y moreno y unos grandes y atrayentes ojos color miel.

Como Una EstrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora