Capítulo 10

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KYUNGSOO permanecía callado, lo cual no sorprendió a JongIn. Al fin y al cabo, no le había prometido ni amor, ni matrimonio. No había hecho más que ofrecerle que se fuera con él. Y eso podía significar cualquier cosa. Él podía haberlo interpretado como una invitación a convertirse en su amante.

Además, JongIn estaba acostumbrado a ser el chivo expiatorio. Cartersbarrow y una serie de ciudades pequeñas le habían enseñado bien la lección. Las comunidades siempre defendían a los suyos, aun a costa de castigar a un inocente.

Se sintió morir por dentro, al darse cuenta de que KyungSoo no lo amaba lo suficiente como para dar la cara por él. Durante las dos últimas semanas, había vivido de los sueños.

El CDM le estaba exigiendo al sheriff que interrogara a JongIn. Algunos de los feriantes habían empezado a tomar posiciones, y estaban a la espera de recibir instrucciones del jefe. El sheriff volvió a dirigirse a JongIn.

- ¿No nos puedes ahorrar problemas y decirnos de una vez dónde estabas?

Pero JongIn no estaba dispuesto a arruinar la reputación de KyungSoo, que se había ganado con esfuerzo, a cambio de salvar la suya propia.

Con tranquilidad, y siguiendo el consejo que le había dado KyungSoo de armarse de paciencia ante los problemas, JongIn se mantuvo firme.

-No creo que sea asunto de nadie saber dónde estaba yo a la una de la madrugada -anunció, haciendo un gran esfuerzo por no mirar a KyungSoo-, pero le aseguro que no estaba cerca de la ciudad.

-Es verdad. Estaba aquí, en la feria -gritaron algunos de los feriantes, incluido Hudson.

La reacción de sus compañeros, que se mostraban leales a pesar del resquemor que había despertado su relación con KyungSoo, le dio fuerzas. No obstante, ninguno de ellos podía asegurar que no hubieran abandonado el recinto en algún momento.

Como era de esperar, el comité no creyó a los feriantes. Se empezaron a oír voces airadas, de uno y otro bando. La tensión se palpaba claramente en el ambiente.

JongIn no estaba dispuesto a que aquello se convirtiera en una batalla campal.

-Iré con usted, sheriff.

Aquello hizo que todo el mundo se callara de repente. JongIn se dio la vuelta y comenzó a andar hacia la verja. La cárcel. El peso de la ley. Se estaba repitiendo su peor pesadilla, pero eso no era lo que le estaba destrozando por dentro.

«KyungSoo», pensó.

- ¡Espera!

La voz de KyungSoo resonó por encima de la música, los gritos de la gente montada en las atracciones, los gruñidos del comité.

JongIn se volvió y vio que KyungSoo corría en su dirección. Se detuvo frente a él, como para protegerlo con su cuerpo.

-Yo estaba con JongIn anoche, aquí, en la feria.

La alegría lo invadió por completo. Él había dado la cara por él. Su KyungSoo.

Por el rabillo del ojo vio que Bitsy Do se cubría el rostro con las manos. El resto del comité, Spencer Cahill incluido, se había quedado de piedra.

KyungSoo se abrió paso entre la multitud mientras le tendía la mano. JongIn lo tomó, sintiéndose otra vez unido a él.

-Yo lo invité al recital de piano. Quería verle. Nosotros estamos...

Elevó la cabeza y, tras sonreírle con orgullo, se dirigió de nuevo al comité.

-Estoy enamorado de él. He estado con él todas las noches.

Arriésgate en la pasión. (KaiSoo)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon