los ojos color café

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POV Anaju

Eva me da envidia, obviamente de la sana. Galicia tiene que ser la ostia, pasándoselo de la leche con la gente del pueblo, mientras yo, me quedo casi todo el verano en casa.

- No veas la que lié en esa fiesta... aún me duele el tobillo de la caída. - Me río mirándola por la divertida anécdota que me está contando. Esta chica es lo más torpe del mundo, no sé en qué momento se le ocurrió que ponerse tacones de aguja en una fiesta de pueblo, era buena idea.

- Estás más tonta de lo normal. - Le revuelvo el pelo riendo y miro por el reojo a Flavio y a Gèrard, que sin saber el motivo, clavan sus miradas en mí, de algo tendrían que estar hablando y ese algo era relacionado conmigo y con Eva.

Me fijo en los ojos color café del moreno, tiene algo raro en la mirada, una profundidad increíble, mientras esboza esa leve sonrisa burlona que suele tener al mirarme desde que me conoce.

Tras unos segundos mirándonos, miro de nuevo a Eva, quién, como no, tiene de nuevo su mirada fija en Hugo, no sé que le podrá ver, es un abusón, aunque también algo misterioso.

- Tierra llamando a Eva... uno dos, uno dos, probando. - Empiezo a mover mi mano en su cara para que se fije, ella se sobresalta y me mira.

- No estaba distraída, eh, solo que me he quedado mirando... el cuadro.

- Claro, el cuadro. - Suelto una leve risa al escuchar su estúpida excusa.

- Déjame, anda. - Se ríe también y niega echando sus brazos sobre la mesa, usándolos así de almohada para luego echar su cabeza.

POV Hugo

Me saco de la boca el trozo de boli que mordía, no sé cuántas veces me han dicho ya que no los muerda.

Escucho las risas de fondo de aquellas dos chicas, de la sirenita y la gafitas, tremendo par.

La morena de ojos azules siempre está fijada en mí, algo tiene que me gusta, pero no me voy a fijar en ella, no es mi estilo.

Noto como una mano se posa en mi hombro dándome dos toquecitos, me giro y son Flavio y Gèrard, somos amigos desde pequeños, y siempre estamos juntos.

- ¿Y tú qué? No has pronunciado palabra. - Me dice Flavio mientras ríe.

- Nada, estaba metío' en mis movidas, ya sabe' - Suelto también una risa que me contagia.

- Entiendo, entiendo, bueno, ¿y qué me cuentas de tu verano? Tampoco te he visto el pelo.

- Illo, ya sabe, me fui a Córdoba con mi madre.

Ahora que hablo de ella, no sé cómo estará.

Está enferma, eso lo sé y tengo que asumirlo, aunque ella tampoco quiere que me quede a su lado, a pesar de saber que no atiendo a los estudios.

Escucho como Flavio y Gèrard conversan, pero me quedo callado sumergido en mis pensamientos, como si nada más se escuchara a pesar de los murmullos de mis compañeros.

La profesora tampoco llega, como siempre, llegará tarde.

Giro mi cabeza hacia la ventana, y me quedo mirando al cielo despejado. Por el reflejo, veo a la chica morena de ojos azules, algo tiene en su sonrisa, la hace especial y diferente.

¡Joder, Hugo, deja de fijarte!

Niego con la cabeza y echo mi cabeza sobre la mesa hundiéndola en mis brazos, con el pensamiento de quedarme así durante lo que quedara de clase.

Angelito de cristal | Flavio & Anaju. Where stories live. Discover now