Capítulo 34

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El cielo estaba despejado, la tormenta había esparcido ramas a lo largo de la calle.

Estaba sentada en la mesa del comedor con una taza de café, mirando el líquido oscuro.

No es un día muy distinto de los demás desde el accidente, me levantaba al amanecer, me ponía unos pantalones de chándal y un jersey, preparaba un café y me sentaba en el comedor, con la mirada fija en el televisor, pero sin prestar atención a nada en particular.

Poco a poco dejé de tener interés en las cosas cotidianas, me encerré en la habitación ignorando las llamadas de Marshall, de Mark, ignorando a mi mejor amiga, solo saliendo cuando ella se machaba a trabajar.

Dormía todo el día, las pastillas que me recetó el médico hacían su efecto, los sonidos revolotean por mi apartamento, el camión de la basura en el callejón, la lluvia, un árbol repiqueteaba contra la ventana del dormitorio. 

Duermo, no busco nada más.

Habito en el sueño con firmeza, convirtiéndolo en mi olvido momentáneo, negando la realidad.

El teléfono no paraba de sonar. 

He acabado apagándolo, trascurre una tarde, pasa la noche y otra mañana. Todo se reduce a esta cama, a este aturdimiento infinito que convierte los días en uno solo, que obliga al tiempo a detenerse, lo alarga y lo reduce hasta que pierde significado.

A veces el sueño me abandona, devolviendo a mi mente los recuerdos dolorosos, entonces, respiro despacio, profundamente, mantengo quietos los ojos bajo los párpados, obligo a mi mente a detenerse, y al cabo de un rato el sueño acude a reunirse conmigo.

Me alimento de alcohol, bebiendo sin descanso, mezclando las pastillas con el whisky, pero nada me preocupa.

Me alimento de alcohol, bebiendo sin descanso, mezclando las pastillas con el whisky, pero nada me preocupa

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                               Ya todo me da igual.

En ocasiones me despierto y estiro el brazo para tocar a James, esperando encontrarle. El sueño borra cualquier diferencia entre el pasado y el presente; entre los vivos y los muertos.

Esta mañana vislumbré mi cara en el espejo de la habitación, demacrada, con ojeras, mi pelo ha perdido su brillo.

Me da igual, no deseo nada.


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 Me despertaron unos golpes en la puerta, abrí los ojos confusa.

-Shara, ¿Estás bien?- escuché la voz de Alice, sonaba preocupada pero aun así la ignoré, de todas formas,  llevaba ignorándola durante semanas.

Percibí el sonido del picaporte accionado una y otra vez inútilmente.

-Shara, abre la puerta por favor, me estás preocupando.

8 Mile Road   *Eminem Fan Fiction*   ReeditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora