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Final: Sabor a amor

•Sabor a amor.•

A pesar de los años, sus corazones siguen latiendo a la par. Ambos lo saben cuándo JiMin entra por aquella gran puerta vestido con un elegante traje banco y su rubia cabellera adornada con una bella corona de flores. Sosteniendo un ramo de estas entre sus pequeños dedos. Camina lento, pero decidido hacia el altar, donde Taehyung derrama un par de lágrimas por la emoción. Su pequeño príncipe esta hermoso.

Park llega al altar, y se paran uno frente al otro, sin necesidad de decir nada, se toman de las manos, sintiendo como sus corazones revolotean. Ya tienen veintiséis años, pero sus reacciones son las mismas. Tantos años, con peleas, amor, discusiones, cenas, desacuerdos y besos, no habían hecho más que reforzar aquello que ya sentían. Con los ojos cargados en lágrimas se observan fijamente. Ignorando todo y a todos a su alrededor. Hasta que las mágicas palabras los sacan de su burbuja.

-Kim Taehyung, ¿aceptas amar y respetar a Park Jimin, y permanecer junto a el en el bien y en el mal, en la pobreza y en la riqueza, en la salud y en la enfermedad. Hasta que la muerte los separe?

-Acepto-Dijo firme, tomando la mano de su príncipe para colocarle el delicado anillo, mirándolo fijamente a los ojos.

-Y tu, Park JiMin, ¿aceptas amar y respetar a Kim Taehyung, y permanecer junto a el en el bien y el mal, la riqueza y la pobreza, la salud y la enfermedad. Hasta que la muerte los separe?

-Acepto-Tomo la mano de el amor de su vida y le coloco el anillo, un poco más grueso que el suyo. Al terminar, entrelazó sus dedos, sin soltar su mano por nada del mundo. Observando la diferencia de tamaños y como estás parecían estar hechas la una para la otra. Para encajar por toda la eternidad.

-Entonces los declaró marido y marido. Puede besar al novio.

Las manos de Kim sujetaron la cintura del rubio, y este envolvió sus brazos en el cuello del más alto. Se observaron fijamente, y se dejaron llevar.

Los años habían pasado, y ya no eran esos tiernos niños que se daban pequeños picos en el patio de la escuela. Ahora eran dos adultos, entrelazando sus vidas por el resto de la eternidad.

Y aunque sus besos habían tenido distintos sabores, en ellos siempre había un componente mezclado con los otros;

Amor