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CAPÍTULO 10 | Un gracias

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CAPÍTULO 10 | Un gracias.


Emma.

No puedo creer como todo me da vuelta en la cabeza y en el estómago hasta que recuerdo todo lo que tomé anoche y si lo creo, así que ahí es dónde juro que no lo volvería a hacer pero probablemente sí.

Logró abrir del todo mis ojos cuando escuchó ruidos desde afuera y ahí es dónde me doy cuenta que no estaba en casa, ni tampoco en mi habitación. Una ráfaga nublada de cosas pasa por mi cabeza, también creo que es el dolor y lo sé, miro esas paredes y mueble conocido, si estaba en el departamento de Pavón.

Cierro mis ojos para girarme, no había nadie, mi celular estaba en la mesa de noche de mi lado y cuando lo agarro casi me infarto eran las once de la mañana, casi y media. Que tremenda hija de puta, no solo por dormir así y despertarme así, sino por estar en su departamento de nuevo, tengo tres llamadas de Ámbar, y mensajes de Whatsapp. No me detengo a mirarlo porque rápidamente agarro mis sandalias, y ruego que no sea Cristian el que estuviera haciendo ruido porque no sabría que decir y lo más probable sería que sea el, era día entre semana, el tubo que haber entrenado así que... ¿Cuando se fue dormía, cuando volvía todavía seguía? Dios.

Noto su zapatillas de entrenamiento a lado de la puerta, abro y del pasillo miro que la puerta del baño estaba cerrada y la luz parecía prendida, después escucho agua así que suponía que se estaba bañando y era mi oportunidad perfecta para irme sin decir nada ni verlo.

Camino lo más rápido pero sé que no la tengo fácil cuando todavía hay ruidos en la cocina, en ese momento cuando me freno y debato que hacer agradezco muchísimo que Cristian no tenga una cocina abierta, sino que solo tenía un marco que era por dónde podía verme sea quien sea que estaba en la cocina. ¿El problema? El marco de la cocina daba perfectamente vista a la puerta para salir del departamento, la desgracia me perseguía. Aunque en un momento digo que no le debía nada a nadie así que camino descalza con prisa con valor lo hago cuando estaba a punto de llegar al picaporte y digo estaba a punto cuando escucho que alguien habla.

—Hola Emma.

Cuando giro mi cabeza hacía la entrada de la cocina estaba el hermano de Cristian, Federico mirándome con el mate en la mano y una sonrisa en su cara.

—Ay, hola Fede. —murmuro, seguramente ya me había puesto roja.

En cambio, él parecía disfrutar mi escena de querer irme sin que me vea alguien.

—¿No querés desayunar? —cuestiona y ni siquiera lo pienso porque ya estoy negando—. ¿No querés ver a Cristian o me equivoco?

—Es que estoy... —comienzo y miro al piso buscando que decir—. Apurada.

El enarca una ceja para reírse y asentir después.

—Dale, está bien. Que bueno verte de nuevo y que estés bien.

Ángel | Cristian Pavón [2]Where stories live. Discover now