En un mundo distópico donde monstruos son la especie dominante, Cameron Wells, una joven que junto a su compañero, Charles Landham, se ganan la vida recolectando y vendiendo Energía G. Cuando todo parecía estar mejorando para Cameron, el demonio de...
"Qué bueno que eché mi libreta en el bolso. Por lo que la Dra. Paula me dijo, estuvimosinconscientes por una hora más o menos. Se a cortado la electricidad, lo que significa que el maldito monstruo logró llegar a la central. Paula me dijo que pronto se abrirán las puertas y las dos saldremos rumbo a la Casa Blanca. Solo espero que Charles esté bien y que la razón por la cual estamos en la ciudad haya valido la pena."
- Cameron Wells.
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20 minutos fueron los que pasaron para que se viera la luz a través de las puertas del refugio. Al salir, todos fueron recibidos por soldados con trajes, máscaras y medidores de radiación. Le extrañó de cierta manera a Paula. Escaneaban a cada uno que salía del refugio y luego los dirigían a alguna de las carpas médicas que se habían puesto en casi toda la ciudad. No hace falta decir que el lugar parecía una zona de guerra.
Cuando Cameron y Paula ya habían sido escaneadas, la Doctora se dirigió a uno de los soldados.
—Disculpe, soy la Dra. Paula Chappelle. Necesito llegar a la Casa Blanca —dijo mostrando su identificación.
El hombre le echó un vistazo.
—Está bien. La llevaremos, Doctora —dijo el soldado y le hizo señas a uno de los vehículos blindados para que se acerque.
—La chica viene conmigo —dijo Paula, tomando del brazo a Cameron.
Ambas subieron al vehículo. En el camino, Cameron veía como la ciudad estaba sumergida en el caos: Docenas de tropas armadas, tanques maser y demás vehículos militares escoltando a un incontable número de personas. Edificios que antes resplandecía como cristales ahora se encontraban en ruinas, algunos en llamas y otros cubiertos con la sangre del monstruo acuático. Había varios equipos de rescate que trataban de encontrar sobrevivientes entre escombros y, sobre todo, las carpas que se habían establecido en diversos puntos de la ciudad. No había señales del cuerpo ni de la cabeza del Titanosaurus. De seguro Godzilla se los llevo para merendar después.
Finalmente, llegaron a la Casa Blanca. Guardias de seguridad abrieron el portón. Bajaron del vehículo y fueron escoltadas una vez más adentro de la casa. A Cameron le dieron un gafete de visitante y a Paula le pidieron de nuevo su identificación. Adentro era igual que afuera. Todos dominados por el pánico y miedo, moviéndose de un lado al otro. También había paramédicos atendiendo en los pasillos.
Caminaron un rato hasta encontrar al coronel Cyrus y a Charles, al cual le estaban dando una especie de medicamento.
— ¡Charles! —dijo aliviada Cameron. Corrió entre la gente y frenó el paso cuando llego con su compañero. No hubo ningún abrazó, solo lo miro con una expresión de alivio.
— ¡Cameron! Dios mío, tus oídos ¿Estas bien? —dijo Charles.
—N-No te preocupes. Estoy bien —contestó sonriendo.
