Capítulo diecinueve.

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Colgué el teléfono y suspiré con tristeza.

Mi madre me acababa de decir que dentro de dos días sería el entierro de Lucía, y habíamos acabado discutiendo porque ella decía que su familia no debía venir, ya que habían ignorado a Lucía desde que se marchó de su casa.

Me sentí frustrada cuando me prohibió llamarles, y por mucho que le pedí que me diese las razones por las que no hacerlo, no respondió. Grité de frustración y salí de la habitación de un portazo.

Bajé a la calle, donde me esperaba de nuevo Brandon.

Estaba apoyado en el mismo coche que ayer, y me sonrió en cuanto me vio.

Yo, divertida, me acerqué y levanté una ceja.

-¿En serio? ¿Te has convertido en mi chófer personal?

Él se rió y me dio un rápido abrazo.

-Síp, aunque creo que no me pagan lo suficiente.-bromeó él, subiéndose y animándome a que le imitara.

Yo me reí y me subí.

-Bueno, ¿qué tal ayer? –Me preguntó él mientras encendía el motor.

Yo me sonrojé y balbuceé incómoda. ¿El idiota de Grey se lo había contado? ¡Le iba a matar!

Él me miró y empezó a reírse de forma alocada.

-Me refería a la Universidad, Aria.-se rió-. ¿Pasó algo más que tuviese que saber?

Idiota, idiota, idiota. Me insulté mentalmente y deseé golpearme la cabeza contra el cristal por estúpida.

-No, no. ¡PARA NADA! –grité, mintiendo descaradamente.

Empecé a reírme de forma nerviosa, y él se estaba muriendo de la risa delante de mí.

Estúpido Brandon, Ted me debería haber dejado golpearle con la sartén.

-¡Mientes de forma horrible, mujer! –se rió él con lágrimas en los ojos.

Grité cuando casi nos estrellamos.

-¡Y tú conduces como un maldito alcohólico! –Estaba histérica y con el corazón a mil- ¡¿Dónde te dieron el permiso de conducir, en los coches de choque?! 

Él se rió todavía más e hizo un movimiento despectivo con la mano, quitándole importancia a nuestro casi-accidente.

-Fue culpa del otro.

-¡Mentira!

-Histérica.

Me mordí el labio deseando tener una sartén cerca y le taladré con la mirada, aunque él me ignoró y me miró con una sonrisa.

-Eres como un hermano pequeño y toca ovarios.-le gruñí cruzándome los brazos.

-Sabiendo que eres una miniatura de persona…-le miré mal, y él se rió-. Pero con un carácter de perro asesino…, la hermana pequeña serías tú.

-Eres horrible, y que sepas que le diré a Teddy que me acabas de llamar perra.

Él se rió y aparcó delante de la Universidad.

-Si sabes que yo te quiero… cuando no tienes una sartén cerca, claro.

Puse los ojos en blanco, pero no pude evitar reírme. Este chico era de lo que no había.

Miré por la ventanilla hacia el interior de la Universidad, y por poco se me cae la mandíbula ante lo que vi: el novio de Phoebe estaba apoyado en la pared, con una chica rubia y de pelo corto entre las piernas. Estaba riéndose y tonteando, haciéndome arder la sangre.

Theodore Grey. [Sin editar]Where stories live. Discover now