Capítulo treinta y siete.

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Mi madre miraba con terror hacia Elena, que apuntaba a Phoebe. Sentía los músculos agarrotados por el dolor y el cansancio, pero sentía la adrenalina corriendo con fuerza por mi cuerpo.

Nadie me estaba prestando atención, así que cuando me lancé sobre mi madre para intentar quitarle la pistola que ella llevaba, sorprendí a todos, incluida a Elena.

En esos segundos de estupefacción en los que Elena se giró para ver lo que ocurría, Phoebe consiguió golpearla en la cara para poder apartarse.

Y el infierno se desató. En el suelo, mi madre forcejeaba conmigo por la posesión de la pistola. Ella me miraba desesperada y me intentaba alejar, pero yo no cedía.

Por otro lado, Elena había dejado caer la pistola al suelo, y Christian se había hecho con ella y ahora apuntaba hacia el hombre que, a su vez, le apuntaba a él.

Phoebe estaba agarrada a la espalda de su padre, y miraba con terror hacia mí.

Isaac corrió a socorrer a Elena que estaba tirada en el suelo con la mano en la cara.

De repente, se escuchó un disparo y todo quedó en silencio.

Me sorprendió al ver a mi madre con los ojos abiertos, y me temí lo peor al ver que el disparo había salido del arma de ella.

Busqué sangre en ella, pero no encontré nada. Segundos después, empecé a sentir una dolorosa presión en el costado.

Gemí cuando vi mi propia sangre manchando el precioso vestido que llevaba.

El terror en los ojos de mi madre fue lo último que vi antes de caer sobre ella.

* * * * * * * *

Apreté la pistola en mis manos y cerré los ojos intentando recordar lo que mi madre me había enseñado en secreto.

Le quité el seguro cuando llegué  y entré sin pensarlo en el piso donde se había oído un disparo.

Lo primero que vi fue a mi padre, manteniendo la pistola en dirección de un hombre que estaba de espaldas a mí.

Busqué con la mirada a mi hermana, y me relajé al ver a Phoebe detrás de mi padre. Ella miraba fijamente a alguien que había detrás del sofá, y yo me temí lo peor.

Brandon entró segundos después y noqueó al hombre de la pistola, para segundos después coger la pistola del hombre. Phoebe al verlo, se lanzó a sus brazos y empezó a llorar.

Escuché las sirenas de la policía mientras entraba al interior del salón. Sentí como mi corazón se tambaleaba cuando vi un precioso cuerpo, que conocía muy bien, tirado en el suelo, sangrante.

No.

Ella no.

Me arrodillé frente a su cuerpo y la cogí, abrazándola. Ella estaba completamente inconsciente, con la piel cada vez más pálida y fría. Le acaricié la cara, los labios, los ojos. No sé cuándo había empezado a llorar, pero ahora tenía la mirada empañada, intentando arrancarme de alguna forma el dolor sordo que sentía por todo el cuerpo.

No sé a qué estaba esperando, pero lo único que quería era que abriese sus ojos y me mirase, que sonriese y se riese de mí por haber sido tan idiota.

Sentí unas manos a mis espaldas, y me resistí a alejarme de ella, hasta que vi que era mi padre.

Él me abrazó y dejó que unos médicos se acercasen a ella. ¿De dónde habían salido?

Miré por toda la habitación y me fijé que había policías por todos lados. La mujer rubia estaba esposada, al igual que el hombre rubio y al que Brandon había dejado inconsciente. La madre de Aria estaba gritando algo, mirando hacia su hija con lágrimas en los ojos, pero no podía oírla.

Sentí ganas de matarla, y si no hubiese sido porque mi padre me impidió que me abalanzara sobre ella, lo habría hecho.

¡¿Ahora se preocupaba por ella?!

Miré de nuevo hacia Aria y sentí nuevas lágrimas en mis ojos. La herida no paraba de sangrar. Sacaron a Aria del edificio de forma rápida y también a su padre.

-Ted…-Mi padre me abrazó y miró hacia Aria-. Se pondrá bien. Los médicos la ayudarán.

Asentí de forma mecánica y me subí a la ambulancia, donde ella ya estaba enganchada a varias máquinas.

Le cogí la mano y me mordí el labio con fuerza, hasta que sentí sangre en él.

-Nunca debería haberme acercado. Esa maldita mujer me lo advirtió, pero no fui lo suficientemente fuerte como para alejarme de ella. Y ahora mírala.-le besé la mano fría-. Dios… Que no se muera, por favor. Me alejaré de ella si hace falta. Lo que sea.

Cerré los ojos y la besé suavemente en los labios, antes de llegar al hospital.

Theodore Grey. [Sin editar]Where stories live. Discover now